[Nfbespanol-talk] Newel Perry, entrevista realizada por Willa Baum
Frida Aizenman
aizenman at earthlink.net
Fri Jan 4 23:08:06 UTC 2013
De Gary Wunder, Redactor de la revista Braille Monitor
Gracias al federacionista Bryan Bashin, recientemente hemos recibido una copia escaneada de una entrevista en profundidad, con Newel Perry, realizada por Willa Baum en Berkeley, California en 1956.
Newel Perry y el Consejo de California para Ciegos, California Council for the Blind
Introducción
California, en particular la zona de la Bahía, ha sido el lugar central de un movimiento social interesante y posiblemente profético, la auto-organización de personas ciegas para promover la idea de que, dado entrenamiento adecuado y oportunidades de empleo, la mayoría de las personas ciegas pueden llegar a ser auto-suficientes e independientes, sin necesidad de otros servicios caritativos.
Instituciones y agencias para ciegos, generalmente encabezadas por personas videntes, han tenido una larga historia, que comenzó en Europa y continuó en los Estados Unidos, especialmente en la Costa Este. Estas agencias, ya sean gubernamentales o privadas, tratan de ayudar a los ciegos, al proporcionar una educación general y los medios de enseñanza tales como libros en relieve; también mediante la enseñanza de artesanías; tal vez mediante el establecimiento de talleres cerrados, donde los ciegos pueden ganar un poco de dinero; y, al proporcionar instalaciones recreativas. Los ciegos admiten que estos son objetivos dignos, pero algunos de los líderes han considerado que estas agencias están trabajando realmente, en lugares para los bien intencionados que están casados con la idea de que los ciegos son y deben permanecer desvalidos y dependientes y, en efecto, que su misma falta de la vista los hace de alguna manera menos mentalmente competentes que el resto de la población.
En la Costa Oeste, un erudito ciego de la matemática en la Universidad de California, Newel Perry, estaba preocupado por la falta de oportunidades vocacionales para las personas ciegas, y en 1898 organizó un pequeño grupo de antiguos alumnos de la escuela para ciegos, California School for the Blind, a fín de considerar el problema. Se había convencido de que la educación universitaria era la mejor manera de adaptar a una persona ciega, a fín de competir con éxito en una sociedad con vista normal. El Doctor Perry dedicó su vida a la mejora de las oportunidades económicas para las personas ciegas, y especialmente para proporcionar oportunidades para que los ciegos fueran a la universidad si así lo deseaban.
Su grupo de ex alumnos era el núcleo del Consejo de California para Ciegos, establecido en 1934, que ha logrado hasta la fecha mucha legislación progresiva para los ciegos en California. Uno de sus estudiantes, el Doctor Jacobus tenBroek, en 1940, formó la Federación Nacional de Ciegos, que hace a escala nacional lo que el Consejo de California para Ciegos hace en el Estado. La Federación Nacional de Ciegos, con su afiliación de organizaciones estatales, se ha convertido en el principal vocero de la voz activa e independiente de los ciegos de los Estados Unidos.
Para obtener la historia de estos desarrollos, de algunos de los mismos líderes ciegos, una serie de entrevistas se llevaron a cabo en el otoño y en el invierno de 1955 y 1956, por Willa Baum como parte de la labor del Proyecto Cultural de la Historia Regional, de la Universidad de California dirigido por Corinne Gilb.
La siguiente entrevista con el Doctor Newel Perry, pionero principal de este movimiento de las personas ciegas organizadas, se llevó a cabo durante varias tardes en el Cómodo, antiguo hogar del Doctor Perry, en 2421 Woolsey Street, Berkeley, donde vive con su hermana. Las entrevistas se intercalaron entre las tareas de tutoría del Doctor Perry, que todavía es tutor de jóvenes en las matemáticas, y, un viaje que hizo para investigar las condiciones en la escuela para ciegos, Idaho State School for the Blind.
El Doctor Perry, de ochenta y tres años de edad, en la época de la entrevista, de promedio físico y por debajo de estatura mediana, vestía una pulcra barba al estilo Van Dyke, vestido con sencillez pero muy bien, fumaba su pipa casi constantemente, y a menudo paseaba por el suelo. Habló durante dos o más horas a la vez, y, si a veces olvidaba los nombres o detalles, no se olvidó de los principales problemas que preocupaban a los ciegos, ni las soluciones que había propuesto y, en la medida en que estos problemas persisten, declaró sus opiniones actuales definitivas, y con la misma forma de autoridad y liderazgo que le había permitido lograr tanto. La única vacilación del Doctor Perry en contar su relato se produjo cuando la verdad de la situación lo obligó a que dijera algo menos halagador acerca de una de sus antiguas socias. De lo contrario, estaba ansioso de responder a las preguntas de la entrevistadora.
Una serie casi completa de actas y resoluciones de convenciones del Consejo de California para Ciegos, recogida por el Doctor Perry desde 1934, ha sido depositada en la oficina del Consejo de California para Ciegos en Berkeley. La información relativa a la Federación Nacional de Ciegos está disponible en su oficina, y también en Berkeley. Otros materiales relacionados con los ciegos en California y en otros lugares se encuentran en la Biblioteca Lange, y en la Biblioteca Bancroft, de la Universidad de California, y una colección considerable existe en la Biblioteca Estatal de Sacramento.
Willa Baum, El Proyecto Cultural de la Historia Regional, de la Biblioteca de la Universidad de California, Berkeley, California, 25 de julio de 1956.
La Temprana Infancia
Baum: ¿Va a contarme un poco acerca de su temprana infancia?
Perry: En pocas palabras, nací en Dixon cerca de Sacramento el 24 de diciembre de 1873. Éramos campesinos, trabajábamos en los campos de trigo. Nuestra familia era bastante grande, y yo era uno de los más jóvenes. Nos fuimos en el 76 y fuimos al Condado de Shasta y establecimos un hogar en Cow Creek cerca de seis millas al este de Anderson, cerca de Redding.
Perdí la vista en 1881. El último día en que estuve consciente de la vista en absoluto fué en mi octavo cumpleaños, el 24 de diciembre de 1881. La causa de mi ceguera fué un ataque severo de hiedra venenosa. Escuché al doctor decirle a mi padre que yo estaba gravemente enfermo y que debe elegir entre tratar de salvar mi vista y tratar de salvar mi vida y que esta última sería la más sabia elección. Después de muchas semanas de enfermedad durante la mayor parte de las cuales yo estaba inconsciente, empecé a recuperarme, pero con el hecho definitivamente establecido de que estaba permanentemente ciego. Recuerdo claramente cuando el día finalmente Llegó en el que se me permitía salir de la cama y vestirme.
Muchos de los vecinos vinieron a ver cómo me las arreglaría. Había habido bastante revuelo por el niño ciego del señor Perry. Cuando empecé a vestirme, todos estaban elaborando largo y tendido sobre lo maravilloso que era, que yo podía hacer esto o aquello, en gran parte, considero, para que me sintiera mejor. Cuando me entregaron mis zapatos, dos o tres dijeron, "Oh, no debes hacer eso. Vas a tener que decirle en que pie ponérselo." Por supuesto que me lo puse en el pie yo mismo. Bueno, yo era, el ser más maravilloso del que jamás habían oído. ¿Cómo puedo saber qué pie para ponerme el zapato? Bueno, alguien lo sabía.
Sin embargo, me agradaba, y recuerdo muy claramente que pensé que estaba engañándolos, y me sentía muy orgulloso de ello. Nunca expliqué cómo sabía ponerme los zapatos. Supongo que yo era un misterio para ellos, y estaba muy dispuesto a mantener esto en marcha.
En cuanto a la melancolía o la angustia, o todo ese tipo de cosas, nunca me pasó. De hecho, había recibido tanta atención que lamenté que No me hubiera quedado ciego antes. Cuando me levanté de mi enfermedad, me sentí muy bien al parecer, y el único cambio grande fué que todos mis hermanos y hermanas fueron a la escuela. Yo no fuí. Nadie pensó en pedirme que fuera. No me hubiera importado ir, pero considero que había aceptado la idea de que no podría cumplir con los requisitos para aprender algo en la escuela. Ahora Considero que habría sido mucho mejor si hubiera ido a la escuela, y considero que podría haber aprendido, esa es mi opinión actual. Antes de perder la vista, había asistido a una escuela de un solo salón con los alumnos que van de seis a veinte años de edad. Estaba a mitad de camino en mi cartilla, y había aprendido a contar, excepto que no podía recordar el número treinta. El negocio de mi padre era transportar madera. Había una gran cantidad de aserraderos en las montañas al este de Redding, y la madera tenía que ser cortada, y luego, aserrada y luego alguien tenía que transportarla al ferrocarril en Anderson.
Baum: ¿Con un caballo y una carreta?
Perry: Teníamos dos carretas que se unen entre sí y ocho caballos conducidos por una línea de tirón. Mi padre estaba dispuesto a llevarme consigo tanto como podía. Cuando íbamos en estos viajes, me dejaba ir junto con él. Encabezado por dos caballos, los líderes, estos tenían campanas al hombro, y puedo Recordar que me gustaba escucharlos. Él me dejaba montar en uno con las ruedas, uno de los caballos traseros. Lo había disfrutado mucho. Mi padre Falleció en julio de 1883 de "tuberculosis galopante". Había oído hablar de eso. Él mantuvo correspondencia con la gente en la Escuela para Ciegos en Berkeley, California. Nunca me dijo nada de eso. Así que, se hicieron arreglos para enviarme. Llegué en agosto del 83. Tenía menos de diez años.
La Escuela para Sordos y Ciegos de California, California School for the Deaf and Blind.
Perry: En cuanto a la escuela, estaba aquí en la Calle Derby. La Calle Parker corría directamente al edificio principal. En esa época, los niños ciegos y los niños sordos estaban todos en el mismo edificio. Había unos sesenta niños ciegos. La escuela era considerada una escuela para sordos porque tenían, supongo, un par de cientos de ellos allí. Los ciegos eran, por así hablar, permitidos permanecer en una escuela para sordos. Tenían dos o tres dormitorios. Los niños ciegos tenían dos pisos en uno de esos edificios, y las niñas ciegas vivían más o menos de la misma manera en su área. Habían niños sordos en ese mismo dormitorio.
La vida era muy nueva y extraña para mí. Mi experiencia había estado fuera en el campo, no en la ciudad. Sabía mucho de trepar a los árboles y robar los nidos de pájaros y mirar a las hormigas y ayudar a cepillar a los caballos, teníamos muchos buenos caballos, y ese tipo de cosas. Pero nunca había estado en una ciudad, y me intrigaba mucho. Teníamos dos maestros para ciegos, por lo que, teníamos dos salones. Una señora enseñaba a los grados más bajos, y un caballero, el señor Charles Wilkinson, enseñaba los otros. No eran personas entrenadas como se habla de maestros capacitados ahora, pero por alguna razón, los dos eran maravillosos docentes. ¿Cómo estas dos personas educaron a todos estos niños que van desde seis a diecinueve o veinte años, siempre ha sido un misterio para mí. El señor Wilkinson tuvo que hacer una gran cantidad de enseñanza individual, y sin embargo, nos mantuvo a todos ocupados. Finalmente conseguí lo que podríamos llamar el décimo grado ahora.
Baum: ¿Era el señor Wilkinson pariente del director?
Perry: Era un hermano del director. El director era el señor Warring Wilkinson. El señor Warring Wilkinson era un hombre mucho mejor entrenado y educado, pero un tipo muy diferente. Era estrictamente el administrador.
El señor Charles Wilkinson era un niño que había crecido. Era muy infantil, y era muy querido por todos.
Baum: ¿Los estudiantes ciegos querían al señor Warring Wilkinson?
Perry: Algunos sí, pero no lo veían gran parte del tiempo. No tenía tiempo para darnos. Me agradaba mucho, y él tomó un gran interés en mí, más de lo que tenía en alguien más, por alguna razón, considero que es porque ...
la historia es así. Decidieron que querían tener una contienda en la aritmética entre tres niños ciegos y tres niños sordos. Trataron de conseguir los mejores que podían, y yo era uno de los niños ciegos. La aritmética era fácil para mí. Uno de los maestros de los sordos iba a poner un problema de multiplicación en la pizarra y leerlo al mismo tiempo, e íbamos a levantar la mano cuando estuviéramos listos para dar la respuesta. Él dijo, "Multiplique 297 por 368." Rapidísimo dí la respuesta. Muchos de ellos pensaban que era muy extraño; empezaron a pensar que yo conocía el ejemplo antes de venir. Fue muy simple. 297 es 300 menos 3, así que todo lo que tenía que hacer era multiplicar por 3 dos veces, primero para obtener trescientas veces 368 y luego restar 3 veces 368 de la respuesta correcta. Bueno, eso, no sólo confundió a los niños, sino que a los maestros quienes se entusiasmaron. Todos pensaban que yo era una maravilla, y no les dije cómo lo hice. Pensé que estaba recibiendo mucha gloria, y cuanto menos hablara, más gloria estaría recibiendo. ¿Comprende lo que hice?
Baum: Si. Considero que enseñan a los niños en la escuela ahora a hacer eso.
Perry: Sí, siempre les he enseñado a hacerlo de esa forma. Bueno, eso me había establecido como un gran matemático. Los números me llegaban con facilidad a mí. No tomé mucho interés en Inglés. Estos tres o cuatro de nosotros que llegámos al décimo grado, acostumbrábamos a tratar de averiguar lo que íbamos a hacer cuando fuéramos grandes. Las personas adultas piensan que los niños no piensan mucho, pero creo que están muy equivocados, sobre todo los niños que son problemas como lo somos nosotros. ¿Cómo puede una persona ciega ganarse la vida? Ninguno de nosotros había oído hablar de un hombre ciego ganándose la vida. El tema de lo que íbamos a hacer era evitado, evitado por mí, ya que sabía que, si yo hubiera mencionado, alguna de las esperanzas que tenía, a cualquiera de los adultos, me hubiera dicho inmediatamente que eso era imposible. Lo sabía, así que, decidí mantener mis ideas para mi mismo. No sabía lo que iba a hacer, y estaba preguntándome, pero nunca sentí que mi caso no tenía remedio.
Baum: ¿Se acuerda de que otros niños estaban?
Perry: Uno era Cecil Smith, el hijo de un abogado muy destacado en esa época. Los dos principales abogados de California eran este señor Smith, y el Juez Garber. Cecil Smith era un niño sumamente brillante, pero tenía muchas ventajas. Su padre era un éxito y se consideraba muy rico. Él tenía una casa aquí en Oakland, y todos en su familia le dedicaban una gran cantidad de atención a Cecil. Evidentemente, justo le leían constantemente. Él sabía de autores y libros de los que yo nunca había oído hablar. Pero no tenía sentido para las matemáticas.
John Coffee era un chico que había perdido la vista después de que tuviera unos 14 o 15, y había llegado a la escuela más bien recientemente. Las cosas que a mí me gustaban, a él no, y las cosas que a él le agradaban, a mí no me importaban. Él era muy bueno en Inglés, pero no sabía nada de matemáticas. Por lo tanto, porque eran pobres en matemáticas, también pensaban que yo era una maravilla.
Los tres nos sentábamos en la noche para hablar sobre lo que una persona ciega podría hacer y si podríamos ir a la universidad. Nunca habíamos oído hablar de una persona ciega en la universidad. Consideramos que sería mejor obtener alguna información, por lo que, inventamos una carta y enviamos una copia de la misma a los superintendentes de la escuela estatal para ciegos en todos los diferentes estados y les dijimos nuestra edad y lo que habíamos hecho, y supusimos que ellos, siendo los directores de estas escuelas para ciegos, tendrían muchas ideas buenas. Les dijimos que habíamos pensado en ir a la universidad y queríamos saber si ellos pensaban que era posible y deseable. Creo que la mitad de ellos respondieron, y ninguno de ellos nos dijo que pensaba que la idea de la universidad era buena, y no nos aconsejaron ir adelante y hacerlo. Varios dijeron, "No lo intente". Uno de ellos dijo: "Se estharía educándo sólo para una vida de descontento", que significaba, por supuesto, que si terminábamos la universidad y no podíamos hacer algo, estaríamos en un gran apuro. Tal vez sería mejor si nos quedábamos ignorantes.
Baum: ¿Qué les sugirió que hicieran?
Perry: Bueno, algunos de ellos dijeron que algunas personas ciegas habían trabajado en talleres donde hacían escobas, y los ciegos podían hacer eso, pero por lo demás, no nos dieron ninguna sugerencia en absoluto, y no pensé que lo harían. Unos pocos años después de que llegué a Berkeley, alguien había instado a la legislatura a crear un hogar para adultos ciegos en Oakland. La idea era que podían tener talleres y podrían ganar algo de dinero. Un gran número de ciegos vino, pero era dirigido por personas que no sabían nada al respecto. Era un trabajo del estado; los jefes nunca habían visto personas ciegas antes. Los hombres ciegos que vinieron eran hombres ignorantes que habían estado vagando por el mundo pidiendo limosna. En esos días, la mayoría de las personas ciegas tenían que mendigar a menos que provinieran de una familia que podía contar con medios para ellos. Oh, si caminaba por Broadway o por la Avenida Telegraph, había un hombre ciego con un violín en casi todas las esquinas de la calle, y tocaba esperando que alguien le diera cinco centavos.
Baum: ¿La escuela esperaba que los estudiantes aprendieran a tocar el violín y entraran en ese modo de ganarse la vida?
Perry: No, no creo que la escuela había pensado mucho en ello. Ellos tenían un buen maestro en música, pero que es lo que pensaba que iban a hacer con esa música después para ganarse la vida, no lo sé. Todos ellos predicaron que nunca debemos mendigar, qué cosa más vergonzosa que era. Pero nunca nos dijeron que podíamos hacer fuera de la mendicidad. No asumieron la tarea de trabajar el problema de lo que un hombre ciego puede hacer después de haberse educado, y en esa época la educación significaba una educación limitada.
Lo que hicieron fué que, cuando llegó a la edad en que ya no tenía derecho a permanecer en la escuela, ellos lo acompañaban hasta el portón, lo tocaban en el hombro y decían: "Te deseo buena suerte," y nunca sabían de él de nuevo durante diez o quince años. Las escuelas daban por hecho que su responsabilidad era la de enseñarles algunas pocas cosas académicas y luego enviarlos a casa, y tratar de hacer su vida mientras estaban allí muy feliz, cosa que hicieron. Creo que todos nos divertimos mucho unos con otros. No sé que le hayamos dado las gracias a los maestros en particular por ello. Jugábamos todo tipo de juegos y subíamos las colinas y las montañas cerca de allí.
Años más tarde obtuve un proyecto de ley mediante la Asamblea Legislativa en la creación de la posición de colocación de trabajadores en la Escuela. Su trabajo, y yo quería que fuera su único trabajo porque quería que diera el cien por ciento de su tiempo a ello, era salir y entrevistar a todo tipo de empresarios y empleadores posibles y hacer que el empresario estubiera interesado en emplear a un chico ciego. Lo conseguí por fín, y el señor Robert Campbell, ¿lo conoce?
Baum: Sí, lo conocí en la oficina del Consejo de California.
Perry: Él fué el primer encargado de colocación. Se había graduado en la escuela, y tomó esa posición. Lo hizo sumamente bien. recuerdo que no pasó mucho tiempo después de que un chico vino hasta mi clase allí y dijo que quería despedirse de mí. Le dije: "¿Bueno, a dónde vas? ¿Cuál es el problema?"
Él dijo: "Bueno, me voy. Tengo un trabajo. Voy a trabajar el lunes por la mañana." El señor Campbell le había conseguido un trabajo, entre otras cosas, trabajando en un garaje.
Perry Asiste a la Escuela Secundaria Pública
Baum: Asistió a la secundaria, Berkeley High School, ¿no es así?
Perry: Sí. Fué en el año 1890, creo. El señor Wilkinson pensó que sería una cosa buena hacer el experimento de poner a un chico ciego en la escuela secundaria pública, por lo que, quería enviarme a mí.
Baum: ¿Cómo decidió enviarlo?
Perry: Mencioné que yo era muy bueno en matemáticas, y, ya que sólo tenían dos maestros, me pusieron a enseñar matemáticas a los otros niños en las tardes. Disfruté de mi historia, matemáticas y química, pero la ortografía y el Inglés me aburrían hasta la muerte. Eso molestó al señor Charles Wilkinson. Una tarde, el señor Wilkinson me mantuvo después de la clase y me dio un buen regaño porque no estudiaba mis raíces de las palabras en latín. El director vino también y escuchó nuestra conversación. Bueno, quebré por una especie de emoción y dije que el punto era que yo quería ir a la universidad. Así que al día siguiente, el señor Charles Wilkinson me dijo: "Me siento muy contento de que mi hermano vino también y vio la escena que hiciste, ya que hiciste muy claro para él que realmente estás interesado." y agregó que iba a interrumpir mi ayuda a los otros niños en las tardes para que yo pudiera dedicar más tiempo a mis estudios. Más tarde en el término, el director me preguntó qué me parecería ir a la escuela secundaria pública. Por supuesto, eso es lo que deseaba de todos modos. Luego, durante el verano, recibí un aviso de él diciendo que debo volver.
Baum: ¿Fué a su casa en el verano?
Perry: No tenía casa, pero iba a la granja de mi tío y pasaba el tiempo allí... Y él me dijo que iba a ir a la escuela antes de esa fecha, dos o tres semanas antes, para que pudiera inscribirme en la escuela secundaria. Así fué como empezó. Se me permitió vivir en la escuela e ir a la escuela secundaria cada día. La escuela secundaria no estaba donde está ahora; sino que estaba en la Calle Center entre Oxford y Telegraph. Era muy pequeña. En 1892 , tomé dos años allí, Creo que doce de nosotros nos habíamos graduado. Lo disfruté tremendamente.
Baum: ¿Alguno de los otros estudiantes de la Escuela para Ciegos asistió con usted?
Perry: No. Nunca se había intentado. Sin embargo, cuando fuí a la escuela secundaria, no tuve ningún problema en particular, excepto los primeros días. Creo que los maestros estaban un poco alarmados e inquietos.
Me acuerdo que me pusieron en una clase de geometría. La maestra simplemente nunca me llamó, nunca me prestó atención. Deduje que ella había pensado que tendría que darme mucha atención y trabajo adicional, y creo que no le agradaba. Supongo que pensó que, si me ignoraba, yo no sería capaz de seguir el ritmo de la clase y me rendiría. No podía entenderlo de lo contrario. Sencillamente, ocurrió que yo era bueno en las matemáticas y sabía más de lo que los demás alumnos sabían. Ella no sabía mucho acerca de ello. En poco tiempo comencé a interrumpirlos. Un niño iba a la pizarra para resolver un problema. Solíamos llamarlos "originales". No creo que hacen mucho de eso ya. Si él cometía un error, yo protestaba. Eso, por supuesto, les sorprendió mucho. Entonces, la situación cambió, y cambió su actitud. Se suponía que teníamos que traer la solución a estos originales cada día. Problemas geométricos nos fueron entregados para probarlos, y sin prueba dada en el libro, habíamos tenido que llevar a cabo la prueba. No fue mucho después hasta que los chicos, cuando me veían llegar a la Calle Center en la mañana y yo daba la vuelta a la esquina, ya que siempre, habían muchos chicos de la geometría alrededor del portón cerca de la escuela, ellos estaban a la espera allí con sus libros para mí para venir en su ayuda. (Risas). Entonces la maestra se volvió muy amable conmigo; de hecho, todos lo hicieron.
Baum: ¿Recibió algún tipo de ayuda en la escuela Por la noche, cuando se fue de nuevo a la Escuela para Ciegos?
Perry: No por la noche, como la tenemos ahora. Eso fué después. Finalmente me dieron un lector, un hombre capaz de leer un par de horas al día para mí.
Dárme un lector era una especie de arreglo especial. No era parte del sistema. Creo que los chicos que vinieron después, los niños y niñas, recibieron este servicio. No creo que hayan tenido algún tipo de ayuda financiera en esa época.
La Universidad de California
Baum: ¿El señor Wilkinson lo animó a ir a la universidad Después de terminar la escuela secundaria?
Perry: Oh, sí. Estuve dos años en la escuela secundaria. Deseaba salir en un año, pero me alegro de que el director me instó a tomar dos años antes de intentar la universidad. Luego me otorgaron una beca. Por supuesto que No podía quedarme en la escuela después de que ya me había graduado de la escuela secundaria.
Me dieron una beca de 500 dólares al año.
Baum: ¿La Escuela para Ciegos lo hizo?
Perry: Sí. Y eso significaba que dependía de mí vivir con 500 dólares por año. Eso habría sido casi imposible. Eso significaba que tenía que pagar mi alojamiento y manutención, vestirme, y también encontrar un lector y pagarle. Lo que pasaría sería que tendría que reducir el dinero de lector. Lo primero que sabía era que estaba dando tutoría a otros alumnos, estudiantes universitarios.
Baum: ¿Los profesores de la Universidad le consiguieron este trabajo?
Perry: No, lo hice por mi cuenta.
Baum: ¿Tal vez los estudiantes oyeron acerca de su capacidad?
Perry: Oh, sí, algunos de ellos. Un compañero que tenía temor de que no podría pasar sus exámenes quería ser entrenado. Finalmente hice demasiado de ello. Considero que es un error que un chico en la universidad hága lo que hice, pasar tanto tiempo en ganar dinero, porque va a descuidar sus estudios. Sacará menos provecho de su formación universitaria. Pero, con los medios que yo tenía, prácticamente tuve que dar tutoría. Obtuve 50 dólares al mes durante diez meses, y para cuando había pagado mi alojamiento y comprado ropa necesaria, no me quedaba nada. Y disfrutaba el entrenamiento mucho. Todo el mundo me conocía; yo incluso lo anunciaba. El entrenamiento era mucho más necesario de lo que es ahora. Había participado en la mayoría de todas las cosas que estaban pasando con los estudiantes. Me fuí a los "ajetreos". Era una antigua institución en mis tiempos. Cada año, a finales de año, los estudiantes de primer año pasaban por el proceso de enterrar un viejo libro de matemáticas. Un hábito de las dos clases, los estudiantes de primer año y de segundo año. Era para que uno molestara al otro.
Baum: Eso sigue siendo un hábito.
Perry: Fueron a los extremos entonces. Creo que han parado eso. Nosotros teníamos fuegos artificiales y desfiles. Los estudiantes de primer año desfilaban, y los estudiantes de segundo año trataban de impedírselo. Durante todo el año estaban haciendo eso. ¿Bueno, tenía chicos que venían y me despertaban a las dos de la mañana y me decían que me diera prisa y me levantara; había una gran cantidad de estudiantes de segundo año en la colina cerca de Grizzly Peak, e iban a hacer tal y tal cosa, y era nuestro trabajo ir hasta allí con unas cuerdas y atarlos y amontonarlos en una pila si podíamos, y ellos trataban de hacer lo mismo con el otro. Eso fue llamado "ajetreo". La Universidad intentó detener eso entonces, pero no tuvieron éxito. Tengo entendido que prácticamente acabaron con ello más tarde. Se convirtió en algo peligroso. Y tenían una turba cuando tenían ese asunto al final del año. Sería como convertir a los visitantes a un juego de fútbol en la ciudad universitaria, a la vez parándose alrededor para ver la lucha. Nos divertimos mucho. No sé si le hicimos tanto daño a alguien. Supongo que hubieron unos cuantos casos, pero parecía como si eso pudiera ser peligroso.
Baum: ¿Considera que los estudiantes de las universidades eran más brillantes que los estudiantes en las universidades ahora?
Perry: Bueno, trabajaban más. Por supuesto, algunos estudiantes brillantes en las universidades trabajan ahora también, pero no tienen que hacerlo; se puede vivir sin ello.
Baum: Pero usted tenía que trabajar cuando fué a la universidad.
Perry: Teníamos que hacerlo o nos iban a bajar las calificaciones.
Baum: ¿Tuvo algunos profesores particularmente sobresalientes en la Universidad?
Perry: Sí, el jefe del departamento de matemáticas era un hombre sumamente brillante, Irving Stringham. Tomé una gran cantidad de trabajo con Stringham. Y Mellen W. Haskell, era un hombre muy brillante.
Baum: ¿Lo animaron a entrar en las matemáticas? ¿Consideraron que sería una buena profesión para una persona ciega?
Perry: Nunca les pregunté.
Baum: ¿No lo desanimaron?
Perry: No. Eran muy amables conmigo. No tenían ni idea de lo que yo iba a hacer. Nunca lo discutí con ellos. No habrían sabido que decirme. Por supuesto que yo era una novedad, un chico ciego en la universidad. Otro profesor que tomó particular interés en mí, fué el jefe del departamento de filosofía, George H. Howison. Un hombre sumamente brillante. Por supuesto que no teníamos tantos profesores como tienen ahora, pero habíamos tenido algunos buenos hombres.
Teníamos los hermanos LeConte, un geólogo y un físico, ambos hombres muy brillantes. No tomé mucho interés en sus llamados cursos sobre educación.
Baum: ¿Quiénes eran los profesores?
Perry: El señor Elmer E. Brown; se supone que debe haber sido un hombre muy bueno. Supongo que lo era. Fué nombrado finalmente a la cabeza del Departamento de Educación en el Congreso. No es un miembro del gabinete, subordinado a alguien que lo era. Solían cambiarlos alrededor de un departamento a otro.
Baum: ¿Cómo es que tomó cursos de educación? ¿Estaba pensando en convertirse en un maestro?
Perry: Oh, no tomé muchos. Uno, oh, supongo que más de uno, para pasar el tiempo, supongo. Pensé que podría aprender algo, pero no lo hice. Comenzaron, me acuerdo, con la historia de la educación. No era un mal curso, pero podrían haber dicho en un mes tanto como dijeron en todo un semestre. Eso más bien me disgustó, y nunca he sido capaz de trabajar con gran celo en estas cosas de la educación.
Baum: ¿Era la matemática su materia principal?
Perry: Sí, era mi principal interés, y tomé más de ello que de cualquier otra cosa. Fuí donde Stringham un día y pensé en hacerle una pregunta, en cuanto a si alguna vez tendría la oportunidad de enseñar matemáticas. Yo estaba sorprendido. Me dijo que no entendía por qué no debería hacerlo. No veía por qué habría alguna dificultad especial si supiera mis matemáticas. Eso me sorprendió porque habría sospechado que él podría ser un poco como el compañero de alemán que fuí a ver .. ¿le hablé de eso?
Baum: No.
Perry: Cuando era estudiante de primer año, fuí al director del Departamento Alemán, el Doctor Albin Putzker, y le dije que quería estar inscrito en su clase de Alemán y estudiar Alemán. Él dijo: "Oh no, está cometiendo un error. Eso sería un gran error. Una persona ciega no puede aprender Alemán. "Bueno, casi me reí en su cara, esto sonaba tan absolutamente tonto. Han habido un gran número de personas ciegas que han sido lingüistas famosos, y lo debe haber sabido. Considero que era la misma cosa, en la misma forma en que la maestra de geometría en la escuela secundaria pensaba, que él, iba a tener que darme atención especial.
Sólo subí las escaleras y entré con otro profesor de alemán y le dije que quería estar en su clase, y me dijo: "Claro, venga. Estaré encantado de tenerlo." Pensé que tal vez sería la manera de Stringham, pero él me había conocido muy bien para esa época. No dijo nada desalentador en absoluto. Así que jugué con la idea. Para ese entonces, todos sabían que yo estaba dando entrenamiento, principalmente en matemáticas. No era una novedad para ellos.
Cuando me gradué, me nombraron, y Stringham fué el hombre que lo hizo, un becado Fellow en Matemáticas.
Baum: ¿Eso fué como ayudante de cátedra ahora?
Perry: Sí, yo tenía clases para enseñar, pero creo que no me pagaron algo. Pero aparte de eso me habían dado una beca de 300 dólares, creo. Cuando llegué a la universidad había usado toda mi beca de la Escuela para Ciegos. Así que mi primer año después de la graduación fué un año duro para mí. Disfruté de la enseñanza. Otro individuo estaba tratando de conseguir una beca, y él quería que yo dividiera la mía con él.
Baum: ¿Era él otro chico ciego?
Perry: No, no. Se convirtió en un profesor prominente en la universidad. Bueno, tontamente se la dí. Así que tuve sólo 150 dólares al año, enseñé tres diferentes clases, creo yo, por lo que no recibí nada. Es decir, por supuesto, que simplemente tenía que salir y ganar dinero, por lo que me vi obligado a dedicar una gran cantidad de tiempo a la tutoría, más de lo debido porque las matemáticas no son un juego. Usted tiene que trabajar o dejarla en paz. Pero no sé qué otra cosa podría haber hecho. Luego, al final de ese año avancé a un asistente, que era un trabajo regular. Al año siguiente me pagaron 1.000 dólares, Creo yo, y me convertí en un instructor y, en el último año que estuve allí antes de irme a Europa, todavía era clasificado como un instructor, pero me acuerdo haber sido admitido en el Senado Académico en el 99. Ese fué mi cuarto año después de la graduación. Por supuesto, todo este tiempo había tenido la tutoría y el estudio al mismo tiempo.
Baum: ¿Fué difícil para su salud, considera usted?
Perry: Oh, no. No me molestó de esa manera. Se trata simplemente del tiempo que debería haber estado pasando en el avance de mis estudios en matemáticas, y yo estaba entrenando a alguien. El entrenamiento no era un mal negocio entonces. No es un buen negocio ahora.
En aquellos días la gente rica podía tener un chico que no estudió en la escuela secundaria, y llegó al último año y descubrió que no podía conseguir una recomendación, y por supuesto, su mamá y su papá querían que fuera a la universidad, y para entonces él también quería ir. Así que venían en gran parte a mí a que lo entrenara para los exámenes, a fín de ser admitido. La oportunidad de hacer dinero no estaba nada mal.
Baum: ¿Pagaba bien?
Perry: Sí, Pagaba muy bien. Supongo que entrené más que nadie y podría, considero, enteramente haber dedicado mi tiempo a entrenar y ganarme la vida de esa manera. Recuerdo que fuí a Chicago en 1899 para un período de sesiones de verano. Se basaban en el principio de cuatro sesiones al año, y la sesión de verano fué un poco como la de aquí, en gran parte, pues los antiguos graduados vinieron de regreso al departamento de educación para escuchar algo más sobre la pedagogía. En Chicago tenían un departamento muy bueno en las matemáticas. Considero que era el mejor en el país. Lo prefería creo, a Harvard. De todos modos, Io fuí allí.
Baum: ¿Conocía a Phoebe Hearst mientras usted estaba en la universidad?
Perry: Sí. Ella tomó bastante interés en mí. Cuando fuí a Europa, me dio un buen cheque para cubrir los gastos de vivir allí. Recibí una carta de ella un par de meses antes de morir. Era una mujer maravillosa.
Baum: Al parecer, estaba interesada en enviar a las personas ciegas al colegio.
Perry: No sé hasta que punto. Se interesó en mí, me parece, mediante el señor Wilkinson.
La Mocedad de Newel Perry
Esta sección cubre estudios de posgrado en Europa y los años en Nueva York.
Raymond Henderson
Baum: Para el tiempo en que había estado en la universidad cuatro años, y luego hizo trabajo graduado, ¿habían otros estudiantes ciegos que comenzaron a seguirlo?
Perry: Sí, no muchos.
Baum: ¿Raymond Henderson y su hermano no fueron a la Universidad aquí?
Perry: Bueno, ambos fueron a la escuela secundaria. Los convencí de ir a la escuela secundaria.
Baum: ¿Eran más jóvenes de lo que usted era?
Perry: Sí. Eran más jóvenes. Para entonces estaba en condiciones de hacer más por ellos de lo que podría haber hecho antes. Recuerdo que convencí a Raymond de ir a la escuela secundaria, y recuerdo que fué bastante difícil convencer a los chicos ciegos de salir con los chicos videntes más. Ya sabe, las personas ciegas son sensibles, la mayoría de ellos. Finalmente, después de que lo convencí de ir a la escuela secundaria, seguí tras él hasta que finalmente participó en el atletismo. Podía ver un poco, así que, cuando se trataba de correr en una pista, pudo correr tan bien como cualquiera de ellos. Tenía todo tipo de excusas para permanecer lejos. No tenía un traje. Recuerdo haber comprado uno para él, el día antes de irme a Europa. Y le obtuve una especie de beca aquí en el colegio. Ingresó a la Universidad después de haberme ido a Europa. Se graduó en el habitual período de cuatro años. Henderson era un hombre capaz, y trabajó bajo grandes dificultades. No tenía dinero propio y le resultaba difícil hacer dinero de alguna forma. No era un vendedor.
Baum: Raymond Henderson era un abogado, ¿no?
Perry: Sí.
Baum: ¿Fué director ejecutivo de la Federación Nacional por algún tiempo?
Perry: ¿Henderson? No, no lo creo.
Baum: ¿Fué activo en el Consejo?
Perry: Sí. No al principio. Cuando vine de regreso aquí en 1912, a fín de hacerme cargo del Departamento de Ciegos de la Escuela de Berkeley para Ciegos, Henderson, quien se había graduado de la universidad entonces, era un hombre muy pesimista y desanimado. Me dijo: "Está usted cometiendo un terrible error." Mire, yo le había ayudado a entrar a la universidad, a través de la escuela secundaria.
Él dijo: "Todo esto es una tontería. No es bueno. La Universidad no vale la pena. Lo mejor que hay que hacer es quemarla." Él dijo: "Su idea de enviar a estos chicos a la universidad es ridícula. debe hacer afinadores de piano de algunos, y enseñar a algunos otros a hacer escobas, pero esta educación superior es una tontería."Era un gran amigo mío, pero me estaba dando su opinión sincera. Vino y llamó a mi puerta unos años más tarde. Dijo: "Estoy aquí para disculparme." Estaba convencido, por lo que vio que estaba sucediéndole a estos chicos, que yo estaba haciendo exactamente lo correcto.
Baum: ¿Se había convertido él mismo en un éxito?
Perry: En cierto modo, pero no fué un éxito financiero. Se había interesado en el movimiento obrero, y trabajaba sin remuneración para personas desempleadas. Un idealista. Algo socialista. Nunca se dio una oportunidad de hacer dinero.
Baum: Era un abogado bastante inteligente, ¿no es cierto?
Perry: Oh, un abogado muy brillante. Ganó sus casos. Pero no era suficientemente egoísta como para ser un éxito; era ... bueno, muchos de nosotros hacemos eso. Nos interesamos en ayudar a la gente, y nos olvidamos de hacerlo para nosotros mismos.
Baum: ¿Usted hy él tenían argumentos políticos?
Perry: Oh, sí. No estuvimos de acuerdo en absoluto.
Baum: Usted dijo que era un socialista.
Perry: Sí. Todo tipo de teorías que atraen a la gente. No sé por qué estaba atraído a ello, ya que era un hombre brillante, y que lo lamentaba por mí, ya que yo no era más sensible. Dijo que yo no tenía conocimiento de problemas sociales. Por supuesto que nunca discutía con él, y le decía, "Tal vez tengas razón," y seguía adelante. Consideró que el capitalismo era una cosa malvada. Creo que en sus últimos años había perdido algo de su celo por el socialismo.
Hugh Buckingham
Perry: Otro fué Hugh Buckingham. Es un compañero maravilloso. No tiene muy buena salud ahora. Fué idolatrado por todo el mundo. Todo el mundo lo quiere. Lo llaman "Buck".
Baum: ¿Cuándo empezó en la universidad?
Perry: Creo que se graduó en 1907.
Baum: Así que fué después de que usted se había ido a Europa?
Perry: Sí, Se acordó de mí cuando él era un niño pequeño.
Baum: Él es el hombre que va a escribir una biografía suya.
Perry: Sí, comenzó a escribir una. Supongo que no está lo suficientemente bien como para poner mucha energía en ello. Es un buen escritor, pero no es muy energético. Su salud nunca ha sido buena. Me dice que recuerda cuando Yo caminaba por la escuela allí, y él era un niño pequeño, de seis o siete años de edad. Yo tenía un perro grande, y le gusta decirme que lo sabe todo sobre ese perro.
Baum: ¿Fué usted más bien un símbolo de éxito para los estudiantes en la escuela?
Perry: Sí, supongo que todos pensaron así. Era una especie de agasajado, mucho más de lo que debía en cualquier ocasión. Supongo que por ser la primera persona en tratar de ir a la universidad. Yo estaba haciendo algo que la gente pensaba no se podía hacer.
Baum: ¿Tengo entendido que montaba una bicicleta alrededor de la Bahía?
Perry: (risas) Sí.
Baum: ¿Fué más tarde?
Perry: Fué mientras estaba en la universidad. Un compañero y yo fuimos a San José y de regreso. Puso una campanilla para que cuando los rayos de la rueda golpearan, zumbaran, lo que me permitió saber dónde yo estaba. Me podía orientar por él. Podía seguir junto a él o detrás de él como quisiera, pero la campanilla me decía dónde yo estaba. Recuerdo que paseábamos hacia San José en este lado y de regreso en el otro lado, hasta San Francisco. Oh, ellos Pensaban que yo era tan maravilloso como Eisenhower. No sé por qué deberían haber insistido en esto tanto.
Compinches de la Universidad
Baum: ¿Quiénes eran sus amigos especiales en la universidad?
Perry: Uno que había estado muy cerca, era un hombre que después de la graduación desapareció, y nunca he oído hablar de él desde entonces. Se llamaba Gilbert Walker. Un compañero agradable y brillante más bien, un poco perezoso, me parece. Me caía muy bien. Se fué a la costa este, y nunca he oído hablar de él desde entonces. He tratado de buscarlo. Los Drews, dos hermanos. John Drew y Bill Drew. Eran fantásticos amigos míos. Bill Drew se convirtió en director de una de las escuelas secundarias de San Francisco. John Drew dirigía su propia escuela privada allí en San Francisco. Tuve un compinche por nombre de Powell, Walter Powell. el y yo fuimos grandes compinches de escuela secundaria, y estábamos juntos todo el tiempo en la escuela secundaria y en la universidad. Al que Estaba más cerca de cualquiera, era Charlie Delany. Éramos compinches en la escuela secundaria y en la universidad, y hemos estado muy cerca a lo largo de la vida. Falleció tal vez hace cuatro años. Se convirtió en un ingeniero, trabajó en la costa este y finalmente llegó aquí y trabajó para P.G. and E. Oh, toda la gente con la que estaba de compinches han fallecido. De hecho, creo que hay muy pocos de la clase de 1896 que aún viven.
La Señora Perry
Baum: ¿Cuándo conoció a la señora Perry?
Perry: ¿Quiere decir que la primera vez? Fuimos juntos a la universidad.
Baum: Oh, ¿es eso cierto?
Perry: Ambos pertenecíamos a la clase del 96. La vi en Nueva York mucho. Sus padres iban y venían de Europa mucho; su padre tenía intereses en Nueva York, así que, vivieron en Nueva York durante muchos años. Pero no estábamos casados hasta que llegué a California.
Baum: ¿Cuál era su nombre de soltera?
Perry: Su padre, que falleció cuando ella era una niña muy joven, su nombre era Unna. Su madre se volvió a casar. Mi esposa a menudo iba por el apellido de su padrastro para agradarlo, porque eran muy devotos.
Baum: ¿Qué estudio hizo en la Universidad?
Perry: Idiomas, mucho. Estaba muy interesada en griego.
Baum: ¿Dónde vivía cuando estaba en la universidad?
Perry: San Francisco.
Baum: ¿Cómo se llamaba?
Perry: Lillian, se hacía llamar Lilly. Nunca pude conseguir que se adhiera a un nombre ... Kalman era el otro apellido que usó, el apellido de su padrastro. Lilly Unna Kalman. Obtuvo una maestría en el 98.
Baum: ¿Eso fué en idiomas también? ¿Griego?
Perry: Eso fué en idiomas. He olvidado lo que era; podría haber sido alemán, porque sé que el Profesor Putzker de la Universidad estaba interesado en su tesis. Putzker era jefe del Departamento de Alemán.
Baum: ¿Cuál fué el negocio del señor Kalman?
Perry: Realmente era un comerciante de vinos. Siempre iba a París y así sucesivamente para comprar los diferentes vinos. Tenía algunos hombres que podían degustar el vino y decirle como va a estar después de tantos años ahí. Una vez en la Feria de St. Louis de 1903, alguien le dio al señor Kalman un poco de vino para degustar y adivinó que era de menos de una milla donde las uvas crecieron, en el Río Rhine en Alemania.
Baum: ¿Sabía la señora Perry trabajar antes de casarse? ¿Enseñar idiomas?
Perry: Sí, lo hizo un poco. Yo empecé una especie de escuela privada en Berkeley mientras era estudiante y, mientras era un estudiante graduado. Ella se unió conmigo allí y enseñó idiomas, sobre todo latín. Más tarde, ella, su madre y su padrastro, todos fueron mucho a Europa, y vivían en Nueva York. Entonces, En 1912 estábamos planeando casarnos, y volví a California, y ella llegó un par de meses más tarde, y nos casamos en abril de 1912. Ella falleció en 1935.
Baum: ¿Tuvieron hijos?
Perry: No, no tuvimos hijos.
Asociación de Ex Alumnos en la Autosuficiencia de los Ciegos
Baum: Nuestra última entrevista llegó hasta su viaje a Europa, pero no cubrimos la organización de la Asociación de Ex Alumnos en la Autosuficiencia de los Ciegos.
Perry: ¿Quiere oír hablar de eso?
Baum: Sí, en eso es lo que estoy especialmente interesada
Perry: Muy bien. Mientras estaba en la universidad, por supuesto que me pasé un buen rato pensando en lo que iba a hacer cuando terminara, y muchos de los chicos que habían estado en la escuela se me acercaban para contar sus historias y lo que les gustaría hacer, y cómo fueron incapaces de hacerlo al parecer, y así sucesivamente.
Baum: ¿Por qué se acercaron a usted, Doctor Perry? Debido a que había pasado por la universidad?
Perry: No lo sé. Habían caído en el hábito, supongo, en la escuela. Todos los chicos de la escuela se me acercaban por alguna razón u otra. Y las otras personas en la escuela, la gente de autoridad, lo dieron por hecho. Un chico venía y quería saber si no podía ir al centro de la ciudad esta tarde, y yo los escuchaba decir: "Bueno, si haces que Perry vaya contigo, está bien."
Baum: ¿Fué cuando usted era todavía un estudiante en la escuela?
Perry: Sí, esto fué cuando aún era un niño yo mismo, al igual que ellos lo eran.
Baum: ¿La gente, naturalmente, lo veía para pedir consejo?
Perry: Bueno, por supuesto que tenía una notable capacidad para moverme. Había desarrollado esa habilidad para moverme poco después de que me quedé ciego, en el viejo rancho. Estaba corriendo, y solía correr en lugar de caminar. La gente se acostumbró a ello. En todo caso, si tenían una fila, los niños, si un grupo estaba molestando a otro, venían a mí con sus quejas. Querían que lo detuviera. Siempre tenían una idea ... se suponía de alguna manera que yo tenía autoridad. No la tenía.
Baum: Entonces, cuando estaba en la universidad, ¿los chicos venían a pedirle consejo?
Perry: Sí, los que se habían graduado y habían salido de la escuela venían y me veían, realmente para pedir consejo. No sé si tuve mucho para dar a ellos, pero tuve la idea por todo de que era un problema, no sólo para mí, sino que era evidente que para todos ellos. Eso me convenció de que era sumamente esencial para las personas ciegas obtener toda la educación que pudieran conseguir. Me di cuenta de que aquellas personas que habían abandonado la escuela y no tenían educación superior, y eso eran prácticamente todos ellos, no sabían que hacer. Iban a casa a sentarse y a esperar a que algo sucediera, pero nunca sucedía.
En la mayoría de los hogares, a las personas ciegas se les desalienta de hacer las cosas.
Bueno, mi padre siempre quiso que yo tuviera cuidado. No debía ir aquí o allá. debía mantenerme alejado del pozo y todo ese tipo de cosas. Por supuesto, eso me estimuló a ir aún más. Creo que mi principal mérito fué no sentirme obligado a hacer lo que él me dijo. En poco tiempo me dejaron en paz; dejaron de decirme que no debo hacer esto y lo otro porque me vieron hacer eso. Después de un tiempo llegó al punto en que me decían, que habían algunos caballos en el establo [que] no habían sido cepillados esta mañana, y que si yo ¿podía ir a cepillarlos? Al principio no se habrían atrevido a dejarme ir al establo solo alrededor de los caballos.
Así que siempre aconsejo a los niños ciegos de no obedecer a sus padres porque nunca llegarán a ninguna parte si lo hacen. Los únicos que adquieren la capacidad para moverse son los que simplemente van y lo hacen, que está siempre en contra de los consejos e instrucciones de sus superiores.
Baum: Estas personas que se reunieron en la Asociación de Ex Alumnos había sido el grupo que tenía más confianza en sí mismo.
Perry: Estaban fuera de la escuela; se habían graduado. Yo obtuve lo que pude. Sí, eran personas maduras, y ni siquiera tomaban las cosas en serio. En primer lugar tenían temor de que, si tuvieran una asociación de ex alumnos, las autoridades de la escuela se opondrían, lo cual era cierto. Las autoridades de la escuela en esa época tenían temor de las personas ciegas organizadas.
Baum: ¿Oh, lo tenían?
Perry: Bueno, tenían temor de que se extendiera la crítica y sería una fuente de problemas, que no era del todo infundado. Probablemente lo habrían hecho, porque los niños, después de que salían de la escuela, comenzaron a preguntarse por qué no hicieron esto o aquello y por qué alguien no les ayudó.
No había nadie que les ayude. La escuela no estaba preparada para ayudar a los ex alumnos. Probablemente deberían haberlo hecho, pero no lo hicieron.
Baum: Usted llamó a su asociación la asociación de auto-suficiencia de los ciegos. ¿Todos los miembros se ganaban su propia vida?
Perry: Todos eran personas que estaban tratando de hacer algo, es decir, los principales. Había un hombre, el señor Hull, un hombre totalmente ciego que dirigía una compañía expresa. La había empezado por sí mismo aquí en Oakland. Había un chico que era un buen músico, de hecho, un buen músico maravilloso cuando era niño. Enseñó el violín y el piano y cosas diferentes, y también tocó en los conciertos. Se llamaba Henry Foster.
Había un hombre, Daniel Weider, quien fué empleado realmente en este hogar en Oakland que había comenzado, y él no sólo hizo escobas y todo eso, sino que también mantenía la maquinaria en orden. Era un buen mecánico, un hombre ambicioso. Había querido ir a la universidad, que fué antes de mi época, pero nadie le ayudó. Siempre estaba amargado por eso.
Había otro compañero que había abandonado la escuela. Tenía un poco de vista. Tenía capacidad como dramaturgo, actor. Le gustaba hacerlo, y era una fuente de gran cantidad de placer para todos. Se llamaba George Calvert. Finalmente se adelantó y se unió a grupos teatrales y viajó por todo el país con el resto de ellos. Era bien querido, un compañero muy popular.
Pero, cuando llegó y les dije que quería formar una organización, a la vez tenían temor de que la escuela se opusiera. Yo dije: "Bueno, ¿qué podían hacer en su objeción? ¿Cómo pueden molestarlos a ustedes? Ellos no saben dónde están o cómo están viviendo. No saben nada de ustedes."
Oh, tenían temor de eso. Dijeron: "Sí, la escuela, si se opone, podrían hacernos daño." Es una idea extraña, pero tenían ese temor en sus mentes. Y de hecho, las escuelas solían aconsejar a los chicos En aquella época, cuando ya salieron de la escuela, no ver mucho de otras personas ciegas en algún tipo de organización o club. Manténganse alejados de ellos. Así que, tuve que lidiar con ello. La expresión general de mi idea era, con perfecta buena naturaleza, pero con franqueza considerable: "Esa es una idea loca de Newel Perry".
Por supuesto, yo sostenía que, si los ciegos iban a llegar a algún lugar, tendrían que hacerlo ellos mismos, y estar sentados a esperar por Papá Noel que está por venir no funciona. Pero la idea era nueva para ellos, y eran muy tímidos. Sin embargo, venían y teníamos una fiesta y café y pastel y discutíamos sobre esto, aquello y lo otro, y lo disfrutaban. Así que empezamos a planear entonces.
En primer lugar, queríamos educación superior, que no teníamos en ninguna parte. Entonces, queríamos oportunidades de empleo remunerado, lo que por supuesto, significaba que se necesitaría una gran cantidad de legislación estatal.
Eso quería decir que debíamos pensar en lo que queríamos, ponerlo en la forma de una resolución o algo, llevarlo a un miembro de la legislatura, y trabajar por ello.
Baum: ¿Existía alguna legislación estatal en esa época para los ciegos?
Perry: Bueno, nada tal como lo es ahora. Por supuesto, la Escuela Estatal era una institución estatal que se creó allá por [1860]. Pero no se hizo nada más allá de la educación primaria. El problema del futuro de un niño cuando dejaba la escuela estaba en blanco. Nadie tenía la menor idea o tomó algún interés particular en ello, en gran parte porque simplemente no creían que fuera práctico o posible. Eso sigue siendo bastante frecuente. Este problema estaba enfrente de nosotros, así que convocamos una reunión en Oakland en una de sus casas, y tuvimos una gran multitud. Algunos venían sólo por curiosidad, unos pocos se interesaron en ello, y los demás vinieron a buscar un poco de diversión social. Entonces, otros empezaron a hablar sobre el deseo de ir a la universidad, las personas más jóvenes. Recuerdo que tuvimos una buena parte de publicidad en los periódicos. Una señora reportera, creo que se llamaba Darling ... Era una graduada de la universidad con honores muy altos, se acercó y me llamó y nos dio una reseña en el Boletín, creo que un Boletín del Sábado, pocos días después de que tuvimos esa reunión en Oakland. Imagino que era en 1898. Bueno, la cosa creció bastante. Tuve una buena multitud.
Baum: ¿Era usted presidente de esta asociación?
Perry: Supongo que sí. Una especie de olvido. De todos modos, si no fuera presidente nominalmente, lo era de todos modos, ya que todos me lo dejaron a mí. Yo era el único que tenía ideas tan locas, y ellos no estaban tan locos como yo.
Baum: ¿Cerca de cuántos miembros estaban allí entonces?
Perry: Creo que teníamos alrededor de 25 a 30.
Baum: ¿Y todos eran autosuficientes?
Perry: No diría que eran todos exactamente autosuficientes. Todos estaban ganando algo, y algunos tenían bastante éxito, y habían otros que no tanto.
Baum: Ese fué un número bastante bueno, ¿no le parece, para esa época?
Perry: Bueno, lo era. Por supuesto, otras eran personas que habían venido a lo largo y no eran particularmente prometedoras, y no esperábamos mucho de ellos.
Europa y un Doctorado
Perry: En 1900 me fuí a Europa para obtener mi doctorado. Fuí a Göttingen y decidí que no era lo que [Yo] quería y me fuí a Zurich, Suiza, y permanecí allí durante un semestre. Luego me fuí a Munich y tomé un semestre, y luego recibí mi licenciatura, un doctorado en las matemáticas. Me gustó mucho Munich.
Baum: ¿Había estado en contacto con algún grupo de ciegos en Europa?
Perry: Sí, lo único que pude ver que los [ciegos] estaban haciendo, algunos de ellos habían estudiado música y podían tocar, y algunos de ellos tenían posiciones tocando el órgano para las iglesias. Vi un gran número de ellos en Suiza y en todas partes. Los ciegos parecían ser capaces de llenar las posiciones, y la gente lo aceptaba, pero fuera de eso no los ví haciendo gran cosa. Algunos de ellos tenían las instituciones donde los adultos ciegos podían ir, dirigido tal vez por el gobierno, a veces por la beneficencia, pero en gran parte por el gobierno. Se les enseñaba a hacer escobas y cepillos y cosas de ese tipo, que es lo que hacen aquí en Oakland en esta institución para adultos.
(Carga un cepillo para la ropa para mostrar.)
Perry: Cuando estaba en Munich, un hombre ciego en una institución hizo este para mí.
Baum: ¿Se refiere a este cepillo que tiene más de cincuenta años?
Perry: Él hizo ese en 1901.
Baum: Ese es un buen cepillo.
Perry: Sí, me lo dio como una especie de regalo, No tenía ni idea de que podría durar tanto como lo ha hecho.
Baum: ¿Había grupos ciegos organizados en Europa? ¿Pensaba la gente ciega en reunirse en su propio beneficio?
Perry: No. De vez en cuando el gobierno tenía una especie de convención, una convención internacional a veces. Mientras que yo estaba en Zurich, tenían una convención en París. Los ciegos fueron a ella. Por supuesto que no la iniciaron; los maestros de las instituciones, y así sucesivamente, la iniciaron. Las personas ciegas podían venir.
Baum: ¿Fué principalmente sólo social?
Perry: Bueno, en gran parte. Los diferentes superintendentes de las diferentes instituciones decían lo que estaban haciendo y así sucesivamente. No había nada muy constructivo que salía de ello, debido al hecho de que la gente ciega no tenía mucho que ver con ello. No se les animaba a tener mucho que ver con eso. La timidez detiene a los ciegos. Lo hizo más que ahora. Han superado esa timidez, muchos de ellos por lo menos, por lo que, ahora las personas ciegas pueden hablar por sí mismas.
Baum: ¿Consideró en esa época que Europa estaba más adelantada o más atrasáda que los Estados Unidos en las oportunidades de los ciegos?
Perry: Bueno, en realidad, ninguno de ellos tenía algunas oportunidades para ciegos. Había habido una historia del desarrollo de los ciegos, que se había desarrollado en Europa, pero considero que ya los habíamos pasado en mi época.
Cuando estuve en Alemania, tenía un amigo que tenía un taller de química. Me preguntó acerca de mi mismo y de mi vida, y le conté como había sido criado en California, como mi familia perdió su dinero y estaban desechos, como fuí a la escuela para ciegos, cómo me fui a Alemania a estudiar. Él estaba muy silencioso cuando terminé; entonces dijo: "No podría suceder en Alemania". No se atrevió a decir que no me creía, o tal vez era demasiado cortez. Después de eso dejó de reunirse conmigo para la cena. Comencé a preguntarme qué le pasaba. Entonces me di cuenta de que se sintió insultado; había insultado su inteligencia contándole seriamente un cuento increíble que se puede contar como un cuento a la hora de acostar a los niños. No lo culpo, cualquier otro alemán se habría sentido de la misma manera. Incluso sin el elemento de la ceguera, era todo un cuento debido a las condiciones especiales estadounidenses. Un niño nacido en la pobreza en Alemania no tiene forma de salir de ella. Bueno, ahora están mejorando, pero no lo tienen. Me debería haber detenido a pensar.
Baum: Sólo le dijo la verdad sin pensar.
Perry: ¡Qué tonto he sido! No lo culpo en absoluto por no creerme.
La Tutoría en Nueva York
Perry: Cuando volví de Europa, estaba muy impresionado con Nueva York. Es una ciudad tan maravillosa, y, financieramente hablando, era el centro del país; ahora es el centro financiero del mundo. Se puede hacer tantas cosas con tanta facilidad. Se puede salir a recoger 100.000 dólares, donde se podría reunir 100 dólares en esa época. Así que decidí que, en vez de regresar aquí, me gustaría parar y probar suerte en Nueva York. Era profesor particular para la entrada de personas a las universidades, para los niños que no habían sido buenos estudiantes cuando estaban en las escuelas secundarias, y se encontraron con que al llegar al último año, no estaban preparados para ir a la universidad, y que deseaban ir a la universidad. Querían un profesor particular. También he instruido a los estudiantes de Columbia, los estudiantes de ingeniería que no habían sido debidamente entrenados antes de entrar a la universidad.
Baum: ¿Fué principalmente en las matemáticas?
Perry: Matemáticas, sí.
Baum: He oído que también trató la empresa aseguradora.
Perry: Vendía seguros, seguro personal, y luego intenté asegurar el ganado.
Baum: ¡Asegurar ganado!
Perry: Comenzé una pequeña empresa en ello, de hecho, y la vendí. No hice mucho en ninguna de las dos; yo estaba interesado principalmente en tutoría.
Baum: ¿Así que, la empresa de los seguros no era mucho?
Perry: No. había hecho un poco de dinero en ello, pero no estaba principalmente interesado en eso. Tendía a tomar mi tiempo fuera de tutoría.
Baum: También he oído que tenía un pedido por correo para adivinar la fortuna, donde se puede saber si un niño no nacido, iba a ser un niño o una niña.
Perry: ¡Oh no! Eso fué originado en mí como una broma de alguien. Hablamos mucho sobre ello, y los estudiantes de Derecho de Columbia solían discutir sobre eso.
Baum: ¿Discutir si esto se podía hacer?
Perry: Acerca de si era legal. Todo el mundo con que he hablado de ello considera que lo sería. He hablado de ello como una broma muy a menudo.
Pensamos en publicidad, el envío de cartas a la gente, metiendo un cuestionario, y cobrar un dólar por una predicción. Si nos equivocábamos, hubiéramos devuelto el dólar. El cuestionario fué para hacerlo más misterioso. Uno estaría seguro de estar en lo cierto en algunas ocasiones, y eso sería un dólar ganado.
Baum: ¿Creía que era legal?
Perry: No, pero los estudiantes de derecho habían pensado que lo sería. Creo que el director General de correos tiene la autoridad para detener correo no deseado. Era tan sólo muy divertido discutirlo.
Baum: ¿Alguna vez tomó algún curso en Columbia?
Perry: No.
La Asociación Americana de Trabajadores Ciegos, American Association of Workers for the Blind.
Baum: Me dijeron que había participado en la organización de la Asociación Americana de Trabajadores Ciegos en 1905. ¿Podría decirme sobre eso?
Perry: Sí. Soy un miembro vitalicio de esta organización ahora.
Baum: Que se separó de la Asociación Americana de Instructores para Ciegos, ¿no es así?
Perry: No, no creo que tuvo mucho que ver con los instructores, o por lo menos, nunca lo hizo en mi mente. Nunca tuve mucho interés en los Instructores. Los instructores eran funcionarios estatales, principalmente de las escuelas, y que en realidad tenían muy poco, por lo que pude ver, para contribuir. Mi impresión siempre ha sido que los maestros de las escuelas saben muy poco acerca de los problemas reales de las personas ciegas y toman poco interés.
Baum: ¿Cuál fué el propósito de esta Asociación de Trabajadores Ciegos?
Perry: Fué considerada para ser una organización en gran parte compuesta de ciegos, a fín de darse cuenta de que ellos deben resolver sus propios problemas y no esperar a que agencias estatales lo hagan. Todo nuestro progreso ha sido a pesar de la oposición de las agencias estatales.
Baum: ¿Fué esta asociación compuesta principalmente por personas ciegas?
Perry: Sí, en gran parte.
Baum: Ya no lo es más, ¿verdad?
Perry: Cuenta con un gran número de videntes en ella; incluye a cualquier persona que trabaja para los ciegos. Los oficiales electos son ciegos. La Asociación Americana de Trabajadores Ciegos, A.A.W.B. era un buen esfuerzo y ha logrado mucho. Son muy activos ahora, y más bien, guardan resentimiento en contra de los esfuerzos de la Federación Nacional de Ciegos. Considero que están un poco celosos; todas las agencias lo están. A las agencias gubernamentales, ya sean federales o estatales, les gusta anunciar por ellos mismos que hacen tanto por los ciegos, pero en realidad hacen muy poco en forma progresista. El hecho de que ellos son funcionarios del gobierno los intimida, y no se atreven a ir a las legislaturas y al Congreso, tocante a la nueva legislación.
Nadie en el Consejo de California o en la Federación Nacional recibe remuneración alguna, por lo que, las únicas personas que tenemos son las que están realmente interesadas y que están dispuestas a hacer una campaña y propagación. considero que La Asociación Americana de Trabajadores Ciegos, A.A.W.B. ha mejorado debido a nuestra Federación Nacional y nuestros consejos estatales, y ha superado alguna de su oposición inicial por nosotros. En muchos sentidos, está haciendo las mismas cosas que los consejos estatales están haciendo, excepto que no le gusta alentar a los ciegos para expresarse por sí mismos. A las agencias les gusta tomar todo el crédito, pero no pueden hacerlo tanto, debido a que se propagan publicaciones por los ciegos, que hacen un llamado a su intento de aparentar, por lo que, ahora se están interesando en la legislación.
Baum: ¿La mayoría de los miembros de La Asociación Americana de Trabajadores Ciegos, A.A.W.B. son videntes?
Perry: Oh, alrededor de la mitad, pero los líderes son ciegos.
Baum: Se creería que estarían de acuerdo junto con la Federación y luego serían miembros de la misma.
Perry: No. Ellos son en gran parte los empleados de las agencias, o esperan serlo, y las agencias estatales desalientan las cosas progresistas. Así que, estaban absolutamente sorprendidos de que algúna gente ciega tuviera el valor de levantarse y decir lo que querían. Por supuesto, es nuestra hipótesis, que las únicas personas que entienden la ceguera realmente son los ciegos.
Winifred Holt y el Lighthouse
Perry: Durante el tiempo que estuve en Nueva York, llegué a estar asociado con el Lighthouse. Hubo un movimiento iniciado en Nueva York para ayudar a los ciegos a conseguir empleo. La idea era construir un taller y tener a las personas ciegas trabajando en el taller, lo mismo que tenemos en California. Aquí hemos tenido estos talleres a cargo del estado. Nueva York, por alguna razón u otra, es muy atrasado en esas cosas, aunque considera que está a la altura. ¿Ha leído el nombre del editor de numerosos libros, Henry Holt and Company?
Baum: Oh, sí.
Perry: Bueno, su hija Winifred era una figura social muy importante en New York City, y estaba muy entusiasmada en ayudar a los adultos ciegos. Oyó acerca de mí, de alguna manera, y me hizo ir allá, y Me senté a hablar por horas con ella. Al día siguiente me llamó de nuevo, lo que me mantuvo alejado de mi tutoría.
Baum: ¿Deseaba su consejo?
Perry: Sí, quería que yo hablara de ello. Ella lo deseaba, creo, con fines de propagación también. Creo que quería escribir una gran cantidad de cosas, y consideró que podría hacer un relato de ello. No se. Comenzaron un taller de escobas para los ciegos, y así sucesivamente. Así que inmediatamente dije: "Debemos tener una organización de estos ciegos." Eso la atemorizó un poco.
Baum: ¿Lo hizo?
Perry: Finalmente dijo que sí. Así que, escribí una constitución para ellos. Convocamos una reunión y tuvimos un club formado. Lo llamaron ...
Baum: ¿Era esa la Asociación para ciegos,
New York Association for the Blind?
Perry: No, esa era la organización de la señorita Holt. ¿Se refiere al Lighthouse en la Calle 59?
Baum: Si.
Perry: Bueno, ella fué la fundadora de eso, y lo estaba haciendo entonces. Ellos no tenían ese edificio en la Calle 59 en aquel entonces. Por supuesto, mi asociación estaría en conexión con eso. Creo que lo llamamos el Club de Auto-Mejora de los Ciegos. Tuve el "Auto" en ello, porque quería que los ciegos hicieran algo por sí mismos.
Baum: Esto era similar al club que comenzó aquí?
Perry: Sí. La palabra "Auto" creó problemas. Verá, la Señorita Holt quería hablar de lo que estaban haciendo por los ciegos y no lo que los ciegos hacían por sí mismos. Socialmente, la Señorita Holt era alta en la sociedad, y tenía el oído de un sinfín de gente rica, así que, podía hacer mucho, y yo estaba contento de animarla. Pero por supuesto que no podía ver ese asunto de "Auto" en absoluto. En todo caso, formamos la organización, y ella solía venir.
Finalmente, le dije que no podía dar más de mi tiempo. Teníamos una gran sociedad en aumento de unas 100 personas. He formado, supongo, decenas de organizaciones para ciegos alrededor en diferentes lugares, pero, tan pronto como me fuí, por lo general se extinguieron. Esa sociedad aún está funcionando ahora. Se llaman a sí mismos, El Club de Mejoramiento de los Ciegos. quitaron el "auto" después de que me fuí de Nueva York.
Baum: ¿Se logró mucho?
Perry: Bueno, no mucho porque no lo dirigían. Usted ve, ellos son los trabajadores de ese taller, y la actitud de las agencias para ciegos, no de ciegos , intimidan a los ciegos. Los ciegos sienten, y supongo que debe haber algún fundamento para ello, que si expresan ideas que no están de acuerdo con los que están a cargo de la agencia, esto será para su gran desventaja. Y funciona de esa manera. Por supuesto, en Nueva York, en general, las agencias para ayudar a los pobres, y así sucesivamente, están fuertemente arraigadas, y cualquier pobre diablo que se ha permitido la crítica, muy pronto deseará no haber dicho algo. Eso sigue siendo cierto.
Y la señorita Holt tomó la misma actitud, y quería que fuera una parte de la asociación. Quería una especie de dictadura de lo que deben hacer y lo que no deben hacer, y todos los programas pequeños debían ser sus programas, no de ellos.
Baum: ¿Considera que Winifred Holt realmente entendió los problemas de los ciegos?
Perry: Bueno, ella lo pensó así. No, sabía que los ciegos tenían gran necesidad, y deseaba ayudarles. Por supuesto, al igual que un gran número de gente, quería conseguir un poco de gloria. Conseguía que los periódicos escribieran las cosas que ella había hecho. Expresiones antagónicas a lo que había dicho también se ponían en los periódicos.
Baum: ¿Hecho por personas ciegas?
Perry: Por las personas ciegas y amigos de las personas ciegas que expresaron las ideas de las personas ciegas. El redactor de la revista Matilda Ziegler escribió un largo artículo criticando a la Señorita Holt, e hizo un gran revuelo.
Baum: Dios mío. Bueno, no había ningún beneficio obtenido en este taller, ¿lo había?
Perry: ¿Se refiere a para ella?
Baum: Sí, ¿o para alguien más?
Perry: Bueno, emplearon personas. Tenían un director, y se le pagó un salario. Por supuesto que fué el comienzo de una organización, y, naturalmente, no tenían mucho dinero todavía. Estas personas ciegas no se estaban ganando la vida en absoluto, pero por otro lado, si no lo hacían, se sentarían en casa, por lo que, algunos de ellos iban y trabajaban, pero no eran empleados de verdad. Mezclaban una gran cantidad de charla con su trabajo.
Oh, yo mismo, nunca he cuestionado sus motivos. A ella le hubiera gustado haber hecho algo por los ciegos, y tenía la idea de que sabía hacerlo, que no tenía demasiado fundamento, supongo. Mi propia idea era que la educación avanzada era la cosa para ayudar a los ciegos. Es por eso que pensé tanto en un proyecto de ley del lector. Los ciegos tenían colegios para ir, y, cuando terminaron la escuela, no podían ir a la universidad, y luego estaban perdidos. Sin embargo, el punto era que ella consiguió mezclarme, ayudándola yo allí, y por supuesto, las personas ciegas venían a mí. Quería llegar a librarme de eso, ya que tenía que ganarme la vida por mí mismo. No había nada en ello salvo que estaba tomando mi tiempo, y cuando pasaba mi tiempo con ellos, no estaba sucediendo nada. Así que, traté de salirme de ello. Pero eso es una cosa sobre el trabajo con los ciegos, usted comienza a trabajar para los ciegos y no se puede salir de ello. Esto sigue creciendo.
Baum: ¿Quiere decir que no quiere salirse de ello, en realidad, después de que ha comenzado?
Perry: Bueno, no quiero hacerlo, pero, si lo quiciera, sería casi imposible. Ellos siguen llegando, y, si está realmente interesado en ayudarles, y supongo que en general lo estámos, pasa su tiempo en ello cuando debería estar pensando en usted mismo. Por supuesto, si hubiera sido un millonario o algo por el estilo, no habría importado, pero tuve que saltar bastante animado para mantenerme con vida.
Baum: Entiendo que Carl Schurz fué asesor de Winifred Holt.
Perry: No lo sé. Pudo haberlo sido. No había estado en contacto con él, o lo he olvidado. Eso fué hace mucho tiempo, ya sabe.
Baum: Mark Twain estuvo en esta Asociación de Nueva York para Ciegos también.
Perry: Bueno, sí. Cuando se trataba de tener una reunión preparatoria para recoger una gran cantidad de dinero, y en Nueva York la riqueza es ilimitada al parecer, la Señorita Holt convocó una reunión, pasó varios meses publicándola. Por supuesto, ella era sumamente importante en la sociedad. Saltaron a la oportunidad de conseguir a Mark Twain, con el fín de ser uno de los principales oradores en este gran evento. No estoy enterado de que él alguna vez tuvo algún gran interés en particular en los ciegos. Hizo una charla muy agradable.
Baum: Hicieron mucho dinero en esa reunión, ¿no?
Perry: Sí, hicieron mucho dinero.
Baum: ¿En realidad no trabajaba en la Asociación? No era más que un gran nombre.
Perry: Oh, no, él era un gran hombre traído por su gran nombre.
El Proyecto de Ley del Lector para Estudiantes Universitarios Ciegos en Nueva York
Perry: Bueno, me quedé pensando en un proyecto de ley del lector para ciegos, por lo que, un día me dije a mí mismo: "Sólo voy a escribir un proyecto de ley, y ver si puedo conseguir a alguien para introducirlo en la legislatura en Albany y ver lo que sucede." Es gracioso, porque escribí el proyecto de ley, y luego no sabía dónde encontrar un asambleísta. Se me ocurrió entonces que el único lugar en el que podría pensar que probablemente sabrían sería en la taberna, así que fuí y le pregunté al cantinero: "¿Quién es tu asambleísta por aquí?" dijo, oh, sí, sé todo sobre ello y me lo dijo. Si yo hubiera ido a la universidad y le hubiera preguntado a cualquier profesor, quién es el asambleísta, él no lo habría sabido.
Fui y llamé al asambleísta. Le dije mi nombre y de donde era, y que tenía un proyecto de ley que quería que fuera presentado, y que si tenía tiempo para que yo lo vea. Él dijo: "¿Bueno, sí, sí. Puede venir en cualquier momento. ¿Quiere que vaya ahora?" le dije, "No, creo que lo aplazaré. ¿Qué le parece el domingo?" Dijo: "Sí".
Así que el domingo él entró, y le mostré el proyecto de ley, y expliqué lo que era. Dijo: "Bueno, está bien. Creo que podemos conseguir que sea aprobado". Él presentó mi proyecto de ley en la Asamblea.
Baum: ¿Había hablado con alguna otra gente ciega sobre esto?
Perry: ¿Allí, quiere decir?
Baum: Sí, en Nueva York.
Perry: No con muchos. Había pensado en ello, y tenía muchas oportunidades , pero sabía que, si lo hubiera avanzado, habría habído oposición, y consideré que podría llevarlo mejor sin decir nada de ello en absoluto. Después de todo, se trataba de aprobarlo mediante la legislatura.
Baum: Así que comenzó esto solo.
Perry: Oh, sí, completamente solo. Hice un movimiento, y creí que había cometido un error; fuí al jefe de la ..., una organización de abogados que dan asesoría legal a los pobres.
Baum: ¿La Sociedad de Asistencia Legal, The Legal Aid Society?
Perry: Sí. Fuí al jefe de la Sociedad de Asistencia Legal, después de que consiguiera que el proyecto de ley fuera presentado, y quería que le escribiera al poder legislativo, o al gobernador. Le di el número del proyecto de ley, y así sucesivamente. Él dijo, oh sí, que lo haría, y creo que lo hizo. Dijo que lo hizo.
Más tarde hablé con este mismo abogado que me pidió que escribiera al gobernador, y él dijo: "Bueno, considero, Doctor Perry, que he hecho todo lo que [Yo] debo ... Considero que lo que debemos hacer ahora es ver si usted no puede tener una asociación interesada en ello."
Bueno, sin saber lo que estaba haciendo, me decía que la Señorita Holt se había puesto en contacto con él. Eso fué después de que yo había dejado de ir a su lugar. Sabía de inmediato que ella se habría opuesto a mi idea de la educación superior. Ella podría pensar que era un lujo, porque habría sólo un hombre ciego en varios miles que podría ir a la universidad. Así que no dije nada. Sólo actué mudo y salí. No creo que hubiera podido hacer algo por mí de todos modos.
Todo el mundo con quien había hablado a cerca del proyecto de ley había dicho: "Pero si es inconstitucional. Es una legislación de clase. Apropiarse de dinero para estudiantes ciegos universitarios; ¿por qué se lo darían a las personas ciegas y no a otras personas?" Bueno, estaba bastante seguro de que no era el caso, y conocía muchos abogados. De hecho, un abogado y yo nos sentábamos juntos todos los días en la cena, y él dijo: "Oh, es una legislación de clase". Luego, los miembros de la legislatura me escriben que pensaban que era inconstitucional, o que se les había dicho que era inconstitucional. Era evidente que tenía que hacer algo.
Yo le había escrito al gobernador (Charles Evans Hughes) y pregunté si podía verlo. Eso fué antes de que se hubiera presentado. Así que muy amablemente me dijo que estaría en una oficina determinada en una fecha determinada y estaría contento de verme en un momento determinado. Fuí ese día y le dije lo que quería. Él era un hombre muy notable. Su mente era tan rápida que No podía seguir el ritmo de la misma. Se volvió hacia mí inmediatamente, "Bueno, eso Suena bien. Ahora bien, ¿me puede mostrar cómo al hacerlo, lo que sería una buena cosa para los ciegos, no estaría abriendo una oportunidad a lo ancho como extensión a otras clases. He aquí una viuda pobre en esta calle aquí, y ella tiene que ganarse la vida para sus hijos. Tiene un hijo, y, si pudiera ir a la universidad, él sería un hombre mejor y tendría mejores oportunidades.
¿Por qué no darle un poco de dinero? Cuando vienen adelante con ese plan, ¿cómo puede la legislatura defenderse?"
Por supuesto, eso era precisamente lo que me había estado preocupando, pero no sabía la respuesta. Pero vi que prácticamente me dio a entender que estaría muy contento de ayudarme y me pareció que era una buena cosa si podía superar este obstáculo. Así que le dí las gracias y dije: "Bueno, Tiene que darme un poco de tiempo, pero creo que puedo hacerlo".
Fuí y compré una constitución del estado de Nueva York y miré a través de él. Ahora, usted sabe que la mayoría de las constituciones tienen, después de que se ha puesto lo que puede y no puede hacer, una sección de excepciones y dicen que a pesar de todo lo escrito en otra parte de esta Constitución, nada en esta Constitución se interpretará para evitar esto, aquello y la otra cosa. En todas las constituciones, es ilegal que la legislatura dé dinero a alguna persona. Ellos pueden pagar un sueldo por trabajar para el estado, pero no pueden presentarlo con algún dinero fuera de la tesorería del estado.
Me dije a mí mismo: "Voy a apostar, si puedo encontrar esa sección con excepciones en ella, vamos a ver si no voy a encontrar algo." Bueno, por fín encontré la sección, y creo que habían venti pico algunas excepciones abajo, y recuerdo que era la número dieciocho, allí dijo: "Nada en otra parte establecida en esta Constitución será obstáculo para la apropiación de dinero del Estado para la educación de los ciegos."
Bueno, no podría haber pedido nada mejor. Por supuesto, los hombres quienes pusieron eso ahí estaban, sin duda, pensando en la escuela estatal para ciegos. No dijeron nada sobre los adultos o los niños, pero Supongo que la pregunta de ayudar a adultos ciegos nunca se había pensado. Pero eso no marcaba ninguna diferencia. Esto decía, para la educación de los ciegos, y mi proyecto de ley no era para otra cosa que la educación de los ciegos. Rápidamente le escribí al gobernador y le dije exactamente dónde encontrarlo y lo cité y también se lo dije a estos legisladores que habían expresado sus dudas en cuanto a su constitucionalidad.
Bueno, la asamblea aprobó el proyecto de ley en muy poco tiempo y lo dirigió al Senado. Por último, el jefe del comité de programación y presupuesto, el comité de recursos financieros, me escribió una carta y dijo que probablemente tomarían este proyecto de ley en Cierto día, y consideró que podría ser una cosa muy buena si yo estuviera presente. Así que tuve que salir e ir a Albany.
Me faltaba el cambio. Fué gracioso cómo había llegado allí. Tenía que dirigirme hasta Albany y estar allí todo el día y tal vez pasar la noche. Por lo tanto, bajé a la taberna en la esquina de nuevo. Había un buen grupo de compañeros que llegaron allí. Muchos de ellos eran miembros de la facultad de Columbia, casi como un club.
Les dí una sorpresa. Les dije lo que mi situación era y que quería ir allí mañana por la mañana, y quería saber si querían pasar el sombrero alrededor y ver que podría llegar hasta allí y volver. Pues bien, se hizo silencio en todas partes. Eso me sorprendió porque pensé que se morirían de risa. Y entonces, se les ocurrió la pregunta: "Bueno, Yo lo haría, claro, si te va a ayudar. ¿Va a serte de alguna ayuda de alguna manera?" Bueno, no podía decir que " Sí." Yo no quería ir a la universidad. Así que dije: "No, no, no que yo sepa." Ellos dijeron: "Bueno, si no conseguirás nada por ello, de que sirve preocuparse de eso?"
Les di una charla sobre lo que se lograría, así que hicieron pasar el sombrero. Creo que me dieron doce o quince dólares.
La mañana siguiente fuí y conseguí un tren temprano y llegué a Albany. Fuí a ver a mi representante, que había presentado el proyecto de ley. Dijo que iría conmigo a la reunión del comité de la tarde.
Baum: ¿Se acuerda de cómo se llamaba este asambleísta?
Perry: Creo que era Brough. Recuerdo que le pregunté ... él se llamó a sí mismo "Bruff" y yo dije: "¿De dónde saca su "gh" ahí dentro?" Él dijo:
"Bueno, ¿cómo se escribe "rough"? Me acerqué a ver al director del Comité del Senado y él dijo: "Vaya directamente a nuestro salón. Sólo vamos a clausurar la sesión, y todo nuestro comité estará allí en unos pocos minutos." Así que fuí allí y me senté, y ellos vinieron y llevaron a cabo su reunión, un proyecto de ley tras otro, un proyecto de ley tras otro, no dijeron ni una palabra sobre mi proyecto de ley. Siguieron; se puso tarde, las cuatro de la tarde, después de las cuatro, después de las cinco. pensé: "Bueno, cielos, van a clausurar en un minuto. Me pregunté si se había olvidado de mí." Entonces se me ocurrió que estaba haciéndolo deliberadamente. Estaba esperando hasta que todos quisieran clausurar y todos estaban apurados y él diría algo sobre el proyecto de ley, y bingo, se aprobaría. Estaba corriendo un riesgo, pero apuesto a que era lo que estaba haciendo.
Efectivamente, al final, dijo, "Bueno, ahora tenemos un pequeño asunto aquí." Sólo es una pequeña cantidad de dinero. Tres mil dólares que yo estaba pidiendo." Considero que todos estamos interesados en ello y el Doctor Perry está aquí. Le pediré hablar de ello. Queremos que se apruebe hoy si se puede". Él mostró su mano de inmediato a todos ellos, puesto que quería que el proyecto de ley fuera aprobado.
Así que me levanté y les dije cuál era el plan. Sólo había un hombre al que yo había pensado que no le agradaría eso. El director dijo: "Bueno, ¿cuál es su decisión, caballeros? Vamos a tener que clausurar la sesión." Y todos ellos votaron, y la cosa se aprobó por unanimidad.
Entonces, eso me encantó, así que fuí a casa y escribí una larga carta al gobernador. El gobernador de Nueva York tenía treinta días para firmar el proyecto de ley y, si no lo firmaba, sería vetado.
Baum: Usted dijo que pensaba que Winifred Holt estaría en contra de ello.
Perry: Bueno, ella lo estaba. Se oponía.
Baum: Me preguntaba si cualquier otra agencia se oponía.
Perry: No sabían al respecto. Quería mantenerlo lo más silencioso que podía, ya que prefería concentrarme en la gente en la legislatura. Después de que el gobernador lo firmara, podrían hacer todo el ruido al respecto que quisieran. No hubo oposición pronunciada. A algunas personas no les importaba, pero no hicieron nada al respecto para oponerse a ello porque pensaban que no llegaría a nada de todos modos, que era una idea loca.
El Estado de Nueva York tenía dos escuelas residenciales para ciegos, todavía las tiene. El superintendente de una de ellas se enteró del proyecto de ley, y me escribió una nota cortés, agradable instando a que retire el proyecto de ley para el presente a fin de que todos pudieran considerarlo y quizás aprobarlo durante el próximo año. Eso simplemente significaba que no querían que alguien se interesara demasiado en lo que estaban haciendo. Tenían una especie de posición aislada en las escuelas; nadie sabe nada de ellos. No están particularmente ansiosos de que la gente pueda tener algún interés en las reformas ni nada por el estilo. Yo sabía lo suficiente acerca de las escuelas de ciegos como para saber eso. Así que le escribí una carta cortés y dije que iba a considerar lo que dijo. Lo expresé de tal forma que llegaría a la conclusión de que no iba a seguir adelante con ello. Así que no me molestó más.
Pasó el tiempo y empecé a preocuparme. Dos días antes del vencimiento del plazo para que el gobernador firmara, llamé a la Señorita Holt. Yo dije: "Mi proyecto de ley está en manos del gobernador; ha estado durante algún tiempo; se aprobó en ambas cámaras por unanimidad; deseo que él lo firme al menos para mañana; si desea que su organización escriba al gobernador a fín de abogar por ello, eso sería bueno." Ella dijo: "¿Por qué no me lo dijo antes?" Yo no estaba en busca de un argumento, así que lo dejé pasar. Pero, cuando se dio cuenta de que la cosa iba a ser ley, por supuesto que quería ser incluída. Dijo que iba a convocar una reunión del comité en la noche y lo apoyaría, y escribiría una carta al gobernador. Al parecer lo hicieron. Finalmente, el último día llegó. Si no lo firmaba ese día, ya no sería aprobado. Yo dije: "Bueno, he cumplido lo mejor que pude. Voy a sentarme y tomar mi medicina si tengo que hacerlo. Voy a tener que intentar de nuevo el año que viene".
Alrededor de las cinco en punto, los niños salieron con sus periódicos, gritando y gritando, y estaban haciendo un ruido horrible. "El Gobernador firma el proyecto de ley del lector para los estudiantes universitarios ciegos." Salí fuera de prisa y obtuve un periódico. Lo había firmado el último día. Eso fué, supongo, en agosto. La universidad se puso en marcha en breve, y once personas ciegas entraron en la universidad de Nueva York.
Pensé que todos los otros estados sólo tendrían que copiarlo. Yo estaba decepcionado. Lo están haciendo, pero muy lentamente. Algunos lo hicieron después de un año más o menos, y otros no lo han hecho todavía. Entonces llegué a California en 1912, así que lo presenté aquí de inmediato. De hecho, presenté dos formas del mismo, y el gobernador firmó los dos. Ahora es frecuente en casi todos los estados.
Por supuesto, hemos aumentado la cantidad, de año en año. En la última sesión de la legislatura, California elevó la cantidad. Los estudiantes graduados pueden gastar $1.200 por año de dinero para el lector por año, y estudiantes no graduados $1.000. El proyecto de ley de Nueva York, cuando empezó, era de $300 al año. Ha sido una cosa maravillosa. Ahora, no hay nada que impida a una persona ciega, sea cual sea su situación; si es un huérfano y vive en un asilo, no hay nada que impida su ida a la universidad y obtener su título de doctorado ahora en California, excepto su falta de inteligencia y la falta de ambición. Ahora tenemos en California en nuestros diferentes colegios, más de setenta personas ciegas. Los otros estados tienen algunos, pero no tantos.
Baum: Suena como si el nuevo proyecto de ley de Nueva York fuera un logro de una sola mano por usted. Lo hizo todo solo.
Perry: Bueno, tenía temor. Si hubiera iniciado una discusión sobre ello con el público, encontraría una cierta oposición, y no veo que la necesitaba. Sólo tenía que presentar mi caso ante el poder legislativo; ellos son los que hacen la votación. Tiene que tener su consentimiento. Se veía muy sencillo, ya que la cantidad que pedí era muy pequeña. Mi experiencia con las legislaturas, y he estado trabajando con ellos durante toda mi vida, es que eso no cuenta tanto como pensaba. Es tan difícil conseguir un proyecto de ley de apropiación de $3.000 a través de la legislatura, como lo es por $300.000. Tiene que hacer las mismas cosas, y hay tendencia a no estar muy entusiasmado porque se ve como un proyecto de ley insignificante.
Baum: ¿Cuando usted y la Señorita Holt no estában de acuerdo en el proyecto de ley del lector, eso dañó su amistad?
Perry: Oh, no le hizo mucho bien. No. .. ella era sumamente amable conmigo, pero era una mujer que siempre ha querido las cosas a su modo, muy intolerante, y nunca he tenido alguna discusión con ella. Pero dijo, y habló mucho en torno, a cerca de lo injusto que era tener un proyecto de ley del lector, dinero para los pocos que estaban siendo educados. Ella iba a poner un taller, a fín de ganarse la vida, supongo que para todos los ciegos en Nueva York, así pensó. Por supuesto, nunca se hace.
No, las personas que no saben nada acerca de ello, inmediatamente piensan en un taller. Junte a los ciegos, póngalos adentro, enséñeles a hacer una cosa, y todos van a ganarse la vida, y ser feliz el resto de sus vidas. Pero en primer lugar, las personas ciegas no querrían hacerlo. Varían en su gusto como cualquier persona. No les agradaría el trabajo.
Por supuesto, lo que no puede hacer es que la gente entienda por qué es tan caro educar a los ciegos. Gasta tanto dinero en una sola persona en lugar de tener el mismo dinero y ayudar a mucha gente. Ese es su argumento. El hecho es que, si va a educar a poca gente ciega, esto trae un gran cambio. El gran interés en los ciegos ahora se debe al hecho de que poca gente ciega ha tenido una educación. Ayudé a un niño, Ernest Crowley, a entrar en la legislatura en Sacramento, y se convirtió en, posiblemente el hombre más popular de la legislatura. Era abogado. Todo el mundo en el estado lo conocía o sabía de él prácticamente, y sabían que era totalmente ciego. Detuvo toda la charla acerca de cómo los ciegos eran desvalidos, que no había nada que pudieran hacer. Él podía aprobar proyectos de ley a través de la legislatura, cuando nadie más podía hacerlo ... Falleció hace unos años, y parecía como si todo el condado estuviera en su funeral. Ha acabado con la mayor parte de esa charla acerca de cómo se puede compadecer al ciego, pero no hay que esperar nada de ellos.
Baum: Aparentemente el Gobernador Hughes fué capaz de ver su punto de vista en lugar del punto de vista de la Señorita Holt.
Perry: Bueno, básicamente, mi punto es muy sencillo. Si se educa a un hombre, va a aumentar sus oportunidades de hacer cosas. Considero que Hughes vio inmediatamente que se trataba de un problema más grave para los ciegos que para los demás, y que la educación podría reducir sus dificultades. Vio eso en el tiempo en que se puede chasquear los dedos.
Baum: Suena como si pensara que él era un hombre muy brillante.
Perry: ¿Hughes? Oh, era un hombre muy brillante.
Baum: ¿Votó por él para gobernador?
Perry: Sí, lo hice.
Baum: ¿Consideró que era un buen gobernador?
Perry: Era un gobernador muy bueno. Por supuesto que era un hombre sumamente recto, muy brillante.
Newel Perry: Más perfiles de la Política, y de la escuela para ciegos, California School for the Blind
Este segmento es una discusión de las figuras destacadas en el campo de la ceguera, y las luchas internas en la Escuela para Ciegos, California School for the Blind, que trajo de regreso a Perry a California.
Charles Campbell
Baum: ¿Ha estado en contacto con Charles Campbell? Creo que es el compañero que fundó Perspectivas para los Ciegos, Outlook for the Blind.
Perry: ¿Campbell? Oh, ya sé a quién se refiere. Sí, conocía a Charles Campbell muy bien. Era el hijo de un hombre ciego. Su padre era Estadounidense y se convirtió en todo un músico destacado, e iba en viajes a través de Inglaterra, donde daba actuaciones musicales. Inglaterra deseaba hacer algo para mejorar la suerte de sus ciegos, y decidieron crear una institución, una escuela, por lo que, le pidieron que se hiciera cargo de ello.
(Francis Campbell, Sir Francis. Su esposa era Lady Campbell.) Fué un hombre muy competente. Sus alumnos ciegos fueron notablemente exitosos. Era una gran ayuda en la propagación. Contaba cuentos maravillosos sobre sus alumnos. Mucha gente lo criticaba por ser exagerado. Sin duda, estaba intensamente interesado en ayudar a los ciegos, y la recolección de dinero en Inglaterra era un poco lenta, pero sí creó una institución que era muy respetada.
Su hijo Charles se crió con el mismo tipo de interés, y propagaba y viajaba por todo el país dando conferencias aquí. Se casó con una mujer muy hermosa. Ella estaba en California cuando la conocí. Yo estaba en Nueva York cuando estaban retumbando la idea de tener estos talleres para los ciegos. Charles estaba involucrado en ese tipo de trabajo en Boston, pero vino a Nueva York para dar una conferencia. Charles Campbell era un hombre muy eficaz también. Era entusiasta, un buen orador, y era muy optimista al respecto.
Muchas de las personas que estaban conectadas con los ciegos no eran optimistas. Ese era el problema con las escuelas que teníamos. Los superintendentes eran seleccionados, evidentemente, de una manera muy descuidada, y ninguno de ellos era, en particular, hombre de capacidad, y algunos de ellos no tenían mucha educación. Estos hombres más bien habían menospreciado a Charles Campbell. Dijeron que era sólo un artista fanfarrón haciendo un gran ruido, y que una gran parte de lo que decía no era confiable. Eso era porque no lo podían creer.
Usted ve, nuestras escuelas para ciegos se llenaron de gente que no comprendían a los ciegos y no creían en sus capacidades en absoluto. En aquel entonces, el sentimiento general era que los ciegos no podían hacer nada de todos modos, pero era maravillosamente amable que cierta gente viniera a ayudar a los ciegos. Los maestros de los ciegos eran vistos como una especie de santos y misioneros, y estaban dispuestos a aceptar esa admiración. Pero, no eran progresistas ni imaginativos. No sé si lo son aún.
Baum: Bueno, usted no debió estar de acuerdo con Charles Campbell en la idea del taller.
Perry: Oh, no me molesté mucho al respecto. No trabajaba en ello de ninguna forma. Yo era amable con él. No me importaba la creación de sus talleres para ciegos, si así lo deseaban, pero tenía la sensación de que dentro de cincuenta años, la gente no habría adquirido la independencia mediante la autosuficiencia. Y no considero que lo hayan hecho. Estos talleres no desarrollan la capacidad de los hombres; no lo intentan. A menudo son dirigidos por hombres que no saben nada al respecto.
Entonces, los mismos ciegos no hicieron algo, no dijeron algo, no articularon nada, pues tenían temor de hablar. Como resultado, muy poco se logró. Eso es lo que nosotros, en los últimos años, hemos hecho. De manera deliberada y con previsión planeada, hicimos que los ciegos asumieran la responsabilidad de mejorar las condiciones de los ciegos.
Baum: ¿Conocía a Charles Campbell y a su esposa como amigos personales, o le pidieron a usted consejo?
Perry: Sí. Bueno, lo hicieron a veces. No, considero que estaban posiblemente inclinados a darme consejos a mí.
Baum: ¿Ellos le agradaba?
Perry: Sí, pensé que eran personas muy agradables. Por supuesto, no estaban interesados en el asunto que me interesaba a mí, usted vé, no se puede hacer todo. No puede empezar un grupo de personas que dedican su tiempo para entretener y tratar de proporcionar a los ciegos con un poco de diversión, llevarlos a pasear ... No quiero restar importancia a eso, eso está bien, pero dentro de quinientos años estarán haciendo lo mismo. Las personas ciegas que asisten no son independientes ni nunca lo serán, y especialmente, no lo desean ser.
Baum: Bueno, Campbell no hizo eso, ¿verdad?
Perry: No, no. Campbell estaba interesado en ayudar a los ciegos, pero era en gran parte enseñándoles oficios. La idea de que un hombre ciego consiguiera una educación y llegara a ser médico o abogado o algo así, eso era algo así como el cuento de La Cenicienta. Él no lo tomaba en serio, y nadie más lo hizo. Cuando llegué a Nueva York, pude encontrar un solo hombre ciego que Alguna vez fue a la universidad.
Baum: ¿Es eso cierto? No es de extrañar que sonaba como un cuento de hadas.
Perry: Nueva York está lleno de universidades, así que pensé, cuando vine, que debe haber un buen número de graduados universitarios ciegos. No me encontré ninguno. Pregunté acerca de ellos, y nadie había oído hablar alguna vez de uno.
Pero había un hombre que había ido a la universidad. Él era un compañero de clase del hombre que fué presidente de Columbia en ese tiempo. Cuenta la historia de que en la graduación de la universidad este chico ciego y este futuro presidente de Columbia, eran los dos, contrincantes por ser el estudiante más sobresaliente de la clase, y el presidente lo entendió. Este hombre ciego fué a las matemáticas, dio conferencias en la Universidad de Columbia.
Baum: ¿Cómo se llamaba?
Perry: No me puedo acordar.
Robert Irwin
Baum: ¿Conocía a Robert Irwin en aquel entonces? ¿Pasó por la universidad, no?
Perry: Sí, Robert era del estado de Washington, fué a la escuela para ciegos allí, y más tarde pasó por la universidad. Luego se trasladó a Nueva York y comenzó el plan de enviar a los niños ciegos, no a la escuela residencial, sino a las escuelas públicas. Luego, fué a Ohio, y consiguió que comenzaran las clases en las escuelas públicas para los ciegos. Hizo eso en dos o tres de las ciudades de allí. Luego se fué a New York City y consiguió a personas interesadas en iniciar la Fundación Americana para Ciegos, American Foundation for the Blind. Era un hombre bastante capaz e hizo un verdadero éxito de la creación de esta fundación.
Esta, ha hecho mucho por los ciegos, creo. Por supuesto que no dirigen talleres. Tratan de ayudar, a todas las actividades para las personas ciegas en todo el país. Ahora han llegado a estar bastante bien establecidos. Supongo que sus gastos anuales corren hasta cerca de un millón de dólares.
Baum: ¿Robert Irwin estaba a favor de la educación universitaria para las personas ciegas?
Perry: Oh, considero que sí. No considero que estaba tan entusiasmado como yo.
Muchas de las cosas en las que he tenido que trabajar, que eran nuevas, que la gente No podía entender, hoy en día sólo se toman como algo natural. Un chico ciego en tiempos pasados no podía ir a la universidad, no tenía el dinero, y no pensaba que podría trabajar su camino a la universidad. Ellos podían, supongo. He ganado mayor parte de mi camino a la universidad. También lo hizo Robert Irwin. Tuvo que ir alrededor y vender cosas de puerta en puerta. Tuvo grandes dificultades en ir a la universidad. Ellos no tenían ningún proyecto de ley del lector. Él, tenía que tratar de conseguir gente que estaba dispuesta a ayudarle un poco al leer para él.
Baum: He oído decir que usted y Robert Irwin trabajaron juntos para derrotar a un movimiento por una universidad nacional para ciegos.
Perry: No sé si hicimos gran cosa al respecto. Supongo que los dos nos opusimos.
Baum: ¿Han hecho algún trabajo juntos en esto?
Perry: Bueno, hemos hablado de ello y, evidentemente, pensamos en la misma cosa y probablemente nosotros mismos lo hemos expresado así. Sé que yo escribí a algunas personas diferentes al respecto. El argumento de tener eso no era muy fuertemente promocionado. Es una idea absurda.
Baum: Es una idea que se ha planteado una y otra vez, ¿no?
Perry: Oh, no creo que vaya a plantearse ya, no en serio, de todos modos. ¿Cómo sería una universidad para ciegos? Entran a la universidad, y con los fondos de sus lectores, ellos son como cualquier otra persona. No están en desventaja. Pueden ir a Columbia o a la Universidad de California. Pueden tener el mejor de los maestros. Ahora bien, si el gobierno federal iniciara una universidad para ciegos, no tendrían a un hombre como Einstein enseñando en ella.
Sería una cosa mediocre, insignificante, en la que se darían grados porque eran ciegos, supongo. No, considero que después de que una persona ciega alcanza el grado undécimo o duodécimo, es mejor para él trabajar con personas videntes. Tiene que vivir con ellos. No va a hacer ningún dinero a costa de las personas ciegas. Si va a salir adelante en el mundo, él desea tener la posibilidad de acercarse a las personas videntes.
Baum: Me pregunto lo que pensaba de Robert Irwin.
Perry: Considero que hizo una buena labor. Creó la Fundación Americana para Ciegos, American Foundation for the Blind, bastante bien.
Baum: ¿Había sido alguna vez miembro de la Federación Nacional?
Perry: Oh, no.
Baum: ¿No estaba de acuerdo con eso?
Perry: Bueno, le preocupaba un poco. Él venía a las reuniones, pero por lo general sólo para verme.
Baum: Eran amigos?
Perry: Sí. Pero él tenía temor de que la Federación iba a hacerle daño a la Fundación. No sé por qué debería hacerlo; pero ambas se sienten de esa manera.
Baum: ¿Ambas?
Perry: Tanto la Fundación como la Federación. La Fundación está tratando de antagonizar y se opone a la Federación, y la Federación critica mucho a la Fundación.
Baum: ¿Considera que es una crítica válida De la Fundación?
Perry: Nunca he oído ninguna crítica sistemática. Sólo que no se quieren. No sé por qué. No veo ningún motivo para que ellos se critiquen negativamente entre sí en absoluto.
Baum: ¿Considera que la Fundación hace una buena labor para los ciegos?
Perry: No hace la labor que la Federación está haciendo, pero no intenta hacerlo. Diferentes tipos de trabajo; sus políticas son diferentes. A la Fundación le gusta estar de parte de las agencias. No se basa en los principios de la Federación Nacional. La Federación dice al ciego: "Si quiere algo, depende de usted ir a buscarlo. Tiene que dejar de depender de otra persona; tiene que organizarse e ir por ello." Y yo creo en eso. Considero que tiene razón. La Fundación está interesada en la psicología de los ciegos, o algo por el estilo. Personalmente, Irwin estaba centrado en sí mismo, y era un individuo egoísta. No conozco a muchas personas que no lo son. Estaba muy interesado en sí mismo, y fué todo un hombre eficaz y, desde su punto de vista, muy exitoso. Falleció un hombre rico. Comenzó como un chico sin nada. Muy interesado en su propio bienestar, lo cual está bien, supongo.
Walter Holmes
Baum: ¿Usted conocía a Walter Holmes mientras estaba en Nueva York?
Perry: ¿Walter Holmes? Lo conocía muy bien. Quería comenzar una revista braille. Él no era ciego, pero estaba muy interesado en los ciegos. Un compañero maravilloso. Nos conocimos en una biblioteca y nos convertimos en grandes amigos. Consigió que la señora Matilda Ziegler, una viuda cuyo marido había sido un explorador sumamente rico en el Polo Norte, pusiera el dinero para la revista. Por supuesto, ahora hay un gran número de revistas para las personas ciegas.
Baum: ¿Esa se llama la revista Matilda Ziegler?
Perry: Sí. [Muestra la revista en Braille.]
Baum: ¿Considera que esta revista, Matilda Ziegler, era buena?
Perry: Es mejor ahora de lo que era. No sólo era muy popular; sino que había tenido diez o quince mil lectores. Holmes había sido un periodista. Tenía un medio hermano ciego en quien él tomó un gran interés. El chico ciego no era particularmente brillante o con talento o capacitado para alguna cosa, lo que solía preocupar a Holmes. El padre dijo: "No lo molestes; sólo sé bondadoso con él y deja las cosas así."
Holmes sacó un montón de seguro para sí mismo con el chico ciego como beneficiario, pero el chico ciego falleció primero, y Holmes vivió hasta ser muy de edad. Un hombre maravilloso. De alguna manera entendía a los ciegos por completo. Si bien, la mayoría de personas videntes quieren ser bondadosas con las personas ciegas, no los entienden.
Holmes era soltero; dedicó toda su vida, mañana, tarde y noche, para ayudar a las personas ciegas.
Esta revista Ziegler fué la primera revista Braille en este país. Holmes consideró que era sumamente importante que las personas ciegas tuvieran una revista porque no pueden recoger a través de la experiencia tanto como otras personas. Holmes no estaba interesado en obtener ganancias; sino que simplemente quería ayudar a los ciegos. Una vez, un hombre quería que se fuera de la revista para ciegos y fuera con él a otro negocio. Holmes dijo: "No estoy interesado en hacer dinero".
El otro hombre dijo: "Yo lo estoy; he hecho mucho dinero, y no sé qué otra cosa hacer sino seguir haciendo dinero." Holmes lo rechazó. Así que, el compañero siguió con su plan e hizo dos millones de dólares en el próximo año y medio. Luego le preguntó a Walter Holmes si estaba arrepentido de no haberlo hecho e ido con él. Holmes dijo que no, que no sabría qué hacer con un millón y medio si lo tuviera.
Baum: ¿Estaba a favor de su proyecto de ley del lector?
Perry: Sí.
Baum: ¿Le dio alguna publicidad en su revista?
Perry: Él lo habría hecho, pero le dije que no quería ninguna. Había ido antes a la revista Perspectivas, Outlook , esa revista ha sido descontinuada. No me refiero a Perspectivas para Ciegos, Outlook for the Blind, sino a Perspectivas, Outlook, una revista semanal. Theodore Roosevelt fué el editor en Outlook por un tiempo. El editor real, que escribió editoriales en Outlook, era un editor muy famoso, Lyman Abbott. Así que, le di un resumen de lo que el proyecto de ley del lector era, y él escribió un editorial sobre ello, uno muy largo. Le di una copia de mi carta al gobernador, y se refirió a esa en una buena parte del editorial. (Outlook, volumen 86, p. 938, 31 de agosto de 1907) era una revista muy popular en todo el país .... Después de que el proyecto de ley fué firmado, escribió un artículo sobre el tema. Él era un hombre muy brillante.
Mayor Migel
Baum: ¿Estaba Mayor Migel trabajando para personas ciegas en la época en que usted se encontraba en Nueva York? ¿Migel de la Fundación Americana para Ciegos, American Foundation for the Blind?
Perry: Cuando llegué a ese club que organicé por primera vez para Personas ciegas, es decir, la gente ciega de la señorita Holt, ella llegaba a la reunión y (siempre traía a algunos invitados consigo, gente de sociedad) una vez trajo a Migel. Migel estaba muy entusiasmado. Quedó sumamente encantado conmigo; éramos grandes amigos por el momento, al menos. Quería que yo fuera a su oficina. Resultó ser un hombre muy rico, un comerciante de seda. Así que dijo: "Si estás interesado en esto , tengo que ir a Europa por un par de meses , pero si ubicas a esta gente ciega, que consideras que son deseables, a fín de que hagamos algo por ellos, educativo o de otra índole, familiarízate con sus nombres, para que cuando regrese, podamos repasarlo y ver lo que podemos hacer." Bueno, eso fué realmente un asunto maravilloso porque era un hombre que estaba sumamente interesado en los ciegos, y tenía el dinero y el deseo de ayudar. Así que le dije que me gustaría probar, pero por supuesto que estaba haciendo tutoría y tenía tiempo limitado. Pero él insistió.
La señorita Holt había oído hablar de esto. Por supuesto, pegó el grito en el cielo. En primer lugar, me había presentado a Migel. Pero, cuando Migel estaba pensando en hacer algo que no estaba en su línea, ella estaba preocupada. Era muy aficionada a la publicidad de periódicos y le encantaba leer sobre lo que había hecho, mientras que Migel prefería que su nombre nunca ocurriera en el periódico. Eso no le interesaba en absoluto. Ella era tan antagónica hacia él al hablar de mí, que me di cuenta de que, si yo seguía con lo que Migel quería, tendría que dejar de hacer cosas que yo había estado haciendo por ella.
Eso sería algo sumamente indeseable, así que decidí decirle a Migel que le estaba dando todo mi tiempo a la señorita Holt. Así que, llamé a uno de sus tenientes y le dije que tendría que postergar cualquier trabajo o dejarlo ir. El hombre dijo: "Por supuesto, no tengo ninguna autoridad en este asunto, pero sé que el señor Migel estará muy decepcionado si no trabaja para él."
Por supuesto, Migel no entendía y no entendería mi relación con la señorita Holt en particular, por lo que, le dije al hombre, que me sería imposible poder hacerlo hasta el regreso de Migel. Cuando regresó y se le dijo por sus informantes que me había retirado de ese trabajo, supongo que consideró que era el final del mismo. No mantuve mi amistad con él nunca más. Robert Irwin llegó entonces y se puso en contacto con Migel, y Migel hizo mucho para ayudarlo a iniciar el American Foundation, y todavía lo hace.
El Conflicto Dentro de la escuela para sordos y ciegos, School for the Deaf and Blind, 1912
Baum: Después de su estancia en Nueva York, usted regresó a la escuela para ciegos en Berkeley. Creo que lo primero que hizo fué casarse.
Perry: Sí, creo que el 19 de abril de 1912.
Baum: ¿Cómo era la escuela en 1912? ¿Fué mejorada desde el momento en que se fué?
Perry: Algunos de los antiguos maestros se habían ido, y tenían otros nuevos. Nadie parecía estar haciendo mucho trabajo. Había menos celo en la escuela. La escuela para sordos y ciegos, School for the Deaf and Blind, se había desorganizado por interferencia política. El Doctor Wilkinson había renunciado un par de años antes. Había sido director durante cuarenta y tantos años.
Baum: ¿Por qué renunció? ¿La vejez?
Perry: Sí.
Baum: no era un problema político, sin embargo.
Perry: No es eso. Dos o tres de los diferentes empleados querían suceder al Doctor Wilkinson. Tenían algunos estudiantes, también, que causaban problemas. Estaba la señorita Mary White Eastman, una graduada ciega de la Escuela, que era una maestra de los niños ciegos, niños pequeños, en lo que llamaron un "grupo de oportunidad" para los niños retrasados. Ella era una mujer que nunca había tenido alguna experiencia o entrenamiento, salvo que era, naturalmente, una muy buena maestra. Era sumamente ambiciosa y quería ser jefe del departamento de los ciegos. Luego estaba el señor Douglas Keith, un inglés, que había sido secretario al director por muchos años, y un maestro de sordos, Francis E. H. O'Donnell, un escocés, que quiso ser nombrado. La escuela estaba dirigida por una junta directiva de cinco miembros que eran personas prominentes, y se desempeñaban sin compensación. Eran las personas que seleccionan al director. Así que se nombró al señor Keith.
Baum: ¿Había Keith hecho alguna enseñanza?
Perry: Había hecho la enseñanza antes de llegar allí. Una buena parte de los maestros jugaban en torno a los políticos, se quejaban de la escuela, que no estába siendo dirigida adecuadamente, y así sucesivamente. Algunos de ellos exitaron a los niños. El lugar estaba desmoralizado terriblemente.
Baum: ¿Esto fué después de que el señor Keith había sido designado?
Perry: Sí. Las personas que estaban decepcionadas se quejaron. Por último, la apelación fué hecha al Gobernador, Hiram Johnson, y por eso, ordenó una investigación. Supongo que se prolongó durante un mes o dos. Yo no estaba aquí entonces. También hubo una gran cantidad de quejas sobre el señor Wilkinson, a pesar de que se había ido. Los investigadores llegaron cada día y tuvimos una audiencia y todo el mundo fué llamado para hablar, contar su historia, incluyendo a los chicos mayores y algunos de los antiguos alumnos. Algunos de los ex alumnos deseaban puestos de trabajo allí, y no los consiguieron; supongo que no los deberían haber tenido. Comenzaron a sentirse energéticos. Bueno, se hizo muy difícil para el señor Keith. Decidió renunciar. Me envió un telegrama para que viniera a tomar el cargo como jefe del departamento de los ciegos. Iba a salir en un día determinado, pero se quedó hasta que tuvo mi respuesta de que iba a venir. Así que me limité a tomar el tren y vine.
Baum: ¿Había mantenido correspondencia con la escuela cuando estaba en Nueva York?
Perry: No mucho. De vez en cuando. El señor Keith y yo habíamos sido amigos muy cercanos mientras que yo estaba aquí. Era un buen hombre, pero se metió en el lío equivocado. Había celos y tantas sensaciónes fuertes que parecía como si fuera algo difícil de manejar. Así que, la recomendación del gobernador fué que el señor Keith debía ser removido y que la junta directiva debía obtener un nuevo hombre. Las cosas se pusieron más calientes con todo el mundo tratando de que el gobernador lo dejara entrar. La junta directiva estaba a favor del señor Keith. No quería deshacerse de él, pero el gobernador insistió.
Cuando llegué, tenían un maestro de sordos como director en funciones, no uno que había sido un elemento perturbador en absoluto, sino que uno de los hombres principales, William Andrew Caldwell. Él había estado allí por muchos años, y era prácticamente el jefe del departamento de sordos. Era un gran amigo del señor Wilkinson también. La junta directiva se quejó al gobernador de que no conocían a ún buen hombre para conseguirlo. El gobernador dijo que había recibido noticias de varios hombres de la costa Este que querían el trabajo, y consideraba que algunos de ellos eran muy buenos.
Había un hombre que había estado en la escuela estatal para sordos y ciegos, Colorado State School for the Deaf and Blind. Se llamaba L. E. Milligan. Vino y tomó el puesto de trabajo. Tenía una buena cantidad de problemas, también, para empezar porque todo el mundo quería una posición más alta. Él era muy discreto en muchos aspectos. Por supuesto, se metió en este lío político en el que andaba, y había bastante rencor.
Baum: Permanecieron los dos maestros, la Señorita Eastman, y,
Perry: Sí, la Señorita Eastman se quedó. Y O'Donnell. Eso fué un desastre. El señor Caldwell mantuvo su posición como jefe del departamento de sordos. Trató de no hacer mucho problema. Todos estaban muy avergonzados por los políticos.
Baum: ¿A quién se refiere con los políticos?
Perry: los políticos reales, los miembros de la legislatura, las personas que eran amigos del gobernador.
Baum: ¿Se refiere a este grupo que había estado investigando?
Perry: Sí. Pero Milligan los mantuvo bastante tranquilos.
Baum: ¿Seguía el señor Keith trabajando en la escuela?
Perry: No, se había ido. Cuando llegué aquí, era un hombre sin trabajo. La fila se había extendido al hogar para adultos ciegos, Oakland Home for Adult Blind, y se investigó allí durante un año más o menos también. El hogar fué dirigido por un hombre ciego muy capaz, el señor Joseph Sanders, quien se enfermó y falleció alrededor de esa época. El Hogar fué dirigido por una junta directiva. Vinieron a verme para saber a quién sugeriría que fuera el nuevo director. Les recomendé al señor Keith y señalé que era un hombre muy capaz y que había perdido su trabajo injustamente a causa de un malestar político y (sin) culpa suya. Me ofrecieron el trabajo en su lugar, pero los rechazé; no había nada educativo en ello. Así que, se nombró al señor Keith, y él hizo un buen trabajo ahí.
Cuando estaban teniendo su investigación, los ex alumnos se fueron. Unos pocos estaban con los políticos, pero los ex alumnos que yo había organizado antes de irme en el 98 confirmaron al señor Keith. Así que, cuando Milligan llegó, por supuesto, tenía que decidir si iba a ser un amigo de estos antiguos alumnos o de los que habían estado causando problemas. No deseaba ser un rival del gobernador, ya que, si no hubiera sido por el gobernador, no habría conseguido su trabajo, así que se unió al partido equivocado, el partido del gobernador. Pero todos los ciegos progresivos, a quienes yo había organizado antes, eran amigos de Keith, y, en lugar de que el problema desapareciera, se puso peor y peor.
Cuando llegué aquí, había tratado de traer juntos a los dos grupos, pero no podía llegar a ninguna parte. El otro grupo era de personas sin educación y sin capacidad de alguna índole; no eran alguien. No tenían ideas sobre cómo mejorar la situación, y supongo que no les importaba mucho. Uno de ellos, el líder, el señor Don Darrow, quería un trabajo en la escuela. Era un hombre sin educación más allá de graduarse de la escuela. Ninguna universidad. No era estimado por alguien. Supongo que el señor Milligan habría sido muy feliz de darle trabajo, pero tenía temor porque la otra gente ciega pegaría el grito en el cielo, mi grupo. El sentimiento entre ellos era muy intenso.
Logramos un club y había dos grupos reuniéndose hasta que el grupo de Darrow lo hizo imposible, por lo que, abandonamos el intento. Estábamos tratando de ayudar a los ex alumnos a conseguir trabajo y empezar una empresa. Recuerdo que una vez, los ex alumnos querían tener algo de dinero para hacer algo con el, por lo que, les dí un donativo, creo que $100. Luego, cuando nos encontramos con que los dos grupos de ex alumnos no podían llevarsen bien, lo abandonamos, y no hicimos nada más con el grupo de Darrow. Lo siguiente que oí fue que habían tomado los $100 que eran para ser gastados en tratar de ayudar a algunos de los compañeros a iniciar una empresa, y lo utilizaron para darse un picnic y un paseo alrededor de San Francisco Bay.
Baum: ¡Ese grupo no tenía ninguna ambición para mejorar!
Perry: Oh, no, no tenían ninguna idea. La escuela se había deteriorado mucho. Los chicos crecieron y fueron más bien ásperos y groseros, y no habían evidentemente, estudiado algo; tenían muy pocos libros de texto.
Baum: ¿Fué el señor Milligan capaz de mejorar las cosas?
Perry: Bueno, él trató de hacerlo, pero ... ya ve, los chicos que estaban allí habían estado bajo la influencia de las personas que habían estado causando el problema. Todavía trataron de asociarse con los chicos. Eso causó problemas. Ellos estaban en oposición a todo lo que yo quería hacer.
Baum: ¿El señor Milligan permaneció como director?
Perry: Sí, permaneció hasta su muerte, que fué bastante más tarde.
Baum: ¿Qué pensaba él de su organización de ex alumnos?
Perry: Considero que pensó que era una cosa muy buena, pero que la organización no lo apoyó fuertemente. Creo que muchos de ellos pensaban que él no me quería demasiado. No creo que tuviera ningún sentimiento en mi contra. Sencillamente, tenía un poco de temor de ser demasiado amable porque Tenía miedo de esta otra turba. Puesto que el gobernador había removido al señor Keith, Parecía como si la multitud de Darrow era la buena multitud, así que, no puedo entender cómo podría pensar que tenía que alinearse con ese montón de gente. Cometió un error, ya que todos los ciegos progresivos estaban en el otro lado.
Baum: ¿Era progresista en sus ideas?
Perry: Bueno. (Duda) No era un gran campeón de algo. Era sólo un hombre que quería dirigir la escuela y obtener su salario. Nunca he oído de sus surgientes nuevas ideas para alguien.
Baum: ¿Estaba al tanto del problema de ganarse la vida que sus estudiantes tendrían que enfrentar al graduarse?
Perry: No, no lo creo. No creo que alguna vez pensó en ello.
La Separación de la Escuela para Ciegos y la Escuela para Sordos
Baum: ¿Cómo había ocurrido la separación de la escuela para sordos y la escuela para ciegos?
Perry: Mi antigua organización, que todavía existe, logró un plan para ver si podía hacer algo para separar la escuela de ciegos de la escuela para sordos. Así que comenzamos la propagación de ello. También hubo un movimiento para que le quitaran la escuela a la junta directiva que gobernaba, y convertirla en una parte de la organización de la escuela pública, ya sea, bajo el superintendente de educación.
Baum: ¿Usted estaba a favor de eso?
Perry: Sí. Todos lo estábamos. Y propagamos por ello. Y finalmente se aprobó.
Baum: ¿Cómo propagaron por ello?
Perry: Se escribieron artículos en los periódicos que abogaban por ello, y finalmente tuvimos un plan para ponerlo en la boleta electoral si podíamos conseguir suficientes firmas, y promulgarlo.
Baum: ¿Cuándo comenzó todo esto?
Perry: 1912. El movimiento para acabar con la junta directiva, eso fué aprobado por la legislatura, por lo que, la antigua junta directiva se retiró. Eso no sucedió por dos o tres años.
Luego se trabajó en un plan para separar las dos escuelas. La idea era tener la escuela aquí donde tenemos ambas ahora, y construir una nueva escuela para sordos. Los sordos son mucho más numerosos que los ciegos. Queríamos que los ciegos permanecieran aquí. Habíamos abogado por conseguir un gran terreno de tierra para los sordos donde pudieran aprender, además de materias académicas, oficios y la agricultura. Siempre me llamó la atención que la agricultura, era una cosa que los sordos podían hacerla tan bien como cualquiera. No había nada para ellos aquí que No pudieran hacer en el campo igual de bien. Utilizaron imágenes en movimiento; podrían utilizarlos en el campo igual de bien. Yo deseaba que los ciegos estuvieran cerca, donde podían ir a conciertos musicales e ir a la universidad. Consideré que Berkeley era un lugar ideal. Deseaba que la Escuela de Sordos se trasladara al campo.
Baum: No pudo lograr eso, ¿verdad?
Perry: Obtuve la ley escrita, y luego tuvimos que conseguir firmas. No teníamos dinero o cualquier otro gran número de personas que estaban de acuerdo con nosotros. Los maestros de la escuela no querían tener nada que ver con tal cosa. Querían que las cosas se dejaran así. Ninguno de ellos entendía lo que significaba, de todos modos.
A algunos jóvenes ex alumnos, tal vez ocho, salieron y trataron de conseguir firmas. Ernest Leslie, y Leslie Schlingheyde estaban entre ellos. Yo los llevaba hasta el concurrido Mercado de Productos Agrícolas de la Calle Diez en Oakland. Entonces, me dirigía a la multitud, y ellos estaban allí con las peticiones para ser firmadas. En un sábado nos dieron más de 11.000 firmas. Lo hicimos muy bien, pero no teníamos ningún equipo en todo el estado y estábamos sin dinero. Tuvimos que contratar a alguien para mirar cada firma y averiguar de qué recinto el votante provenía. Había usado todos mis ahorros de sellos de guerra para ese fín, y me tomó dos años de pagos mensuales para pagar la factura de la impresora en nuestra publicidad.
No tuvimos suficientes firmas. Estábamos 10.000 menos de lo necesario, pero eso fué una exhibición muy buena. Había tanta propagación que muchas personas se habían sumado a nuestra idea. Así que yo, realmente, iba a dirigirla de nuevo, al año siguiente, pero no tenía tiempo. Consideré dejarla ir por un tiempo.
La legislatura finalmente se convenció de que debían estar separadas algo. En lugar de seguir lo que habíamos sugerido, se mantuvieron las dos escuelas aquí, pero las separaron administrativamente. Están separadas pero en el mismo terreno, lo que no considero que es muy bueno para las personas sordas, y no considero que hay suficiente terreno asignado a los ciegos. Pero fueron separadas y tienen directores independientes.
Baum: Tengo una nota que dice que la separación fué en 1921.
Perry: Sí.
Baum: Creo que fué en gran parte debido a la propagación de la Asociación de los Ex Alumnos?
Perry: Sí.
Baum: Suena como si su grupo de ex alumnos era muy activo.
Perry: Se hizo muy activo.
Baum: Fueron activos mientras usted estaba en Nueva York y Europa?
Perry: No, se habían ido a dormir. Sin embargo, cuando entendieron que Keith quería que yo viniera, se pusieron muy activos. Fueron a la junta directiva después, e insistieron en que tomaran la recomendación del señor Keith, y me hicieron venir.
Baum: Pero, ordinariamente no hicieron nada a menos que usted estuviera hay manteniéndolos en movimiento?
Perry: Bueno, no mucho. Había que tener a alguien cerca para instarlos. Por supuesto, ahora las cosas son algo diferentes. Algunos de estos chicos han ido a la universidad y tienen una formación, tienen puestos de trabajo, son abogados. Ahora tenemos muchas personas ciegas que mantienen buenas posiciones, y todos ellos están interesados en el progreso de los ciegos. Y ahora se ha hecho un movimiento nacional en lugar de uno local.
Baum: Ahora tiene mucho material de liderazgo.
Perry: Sí. Ahora tenemos clubes para ciegos. Mi Asociación de Ex Alumnos para Ciegos era el único club que existía desde hace mucho tiempo. Entonces, formamos el Consejo para Ciegos, Council for the Blind, en 1934, y alentamos la creación de clubes locales de los ciegos para ser dirigidos por los ciegos por completo. Esa fué una nueva idea. Nadie había pensado alguna vez en que los ciegos dirigieran una campaña por sí mismos; siempre esperaban a que alguien los dirijiera.
Baum: Entonces, entrenó una buena cantidad del liderazgo que está disponible ahora?
Perry: ¡Oh, sí, todos son mis chicos. El Doctor tenBroek, Robert Campbell, George Fogarty, Ernest Crowley, Ernest Leslie, y Leslie Schlingheyde eran mis chicos.
Baum: ¿Es esto principalmente en California?
Perry: Hice una buena cantidad de ese tipo de cosas en Nueva York cuando estaba allí también. Eso es lo que mi proyecto de ley del lector se supone que debe hacer.
Newel Perry y el Consejo de California para Ciegos, California Council for the Blind
En este segmento, el Doctor Perry habla de su trabajo como profesor en la escuela para ciegos, California School for the Blind, de su trabajo con el movimiento de los ciegos organizados, y de las personas cuyos corazones y mentes él ayudó a dar forma.
Las Funciones de Perry en la Escuela.
Baum: ¿Cuáles eran sus funciones en la Escuela en el año 1912?
Perry: Era el maestro director de los ciegos. Fué bastante difícil por un tiempo.
Baum: ¿Era usted realmente un maestro o un administrador?
Perry: Las dos cosas.
Baum: ¿Era maestro director para ciegos en la escuela todo este tiempo?
Perry: Yo era el maestro director de los ciegos hasta que llegué a estar sumamente interesado en estudios avanzados. A partir de entonces enseñé principalmente clases preparatorias en la universidad. El señor Chapman se hizo cargo de las tareas administrativas de maestro director para ciegos.
Baum: ¿Cuándo se convirtió en director de estudios avanzados?
Perry: Bueno, supongo que fuí nombrado oficialmente director de estudios avanzados en 1921 o 1922. El Doctor French era superintendente entonces, pero yo era prácticamente eso ya. Ayudé a los chicos a superar las escuelas secundarias. Tuvimos que conseguir dinero de alguna manera para ayudarles a obtener lectores.
Baum: ¿Cuando ellos estaban en la escuela secundaria?
Perry: Sí. Cuando llegué allí, tuve una clase de ocho chicos, y me llamó la atención que los chicos eran brillantes, pero ninguno de ellos tenía la más mínima idea de ir a la universidad. Un día les pregunté qué es lo que habían estado pensando acerca de cómo ganarse la vida al salir de la escuela. Ellos no tenían la más mínima idea. Nunca creían que serían capaces de ganarse la vida.
Baum: Fué tan malo como en los días en que usted era un estudiante.
Perry: Fué un poco peor. Después de haber estado allí un poco de tiempo, Le dije a una de las maestras, "Tengo ocho chicos allí, y cada uno de esos chicos debe ir a la universidad". Esperó un rato y luego dijo,
"Pero Doctor, ellos son chicos ciegos".
Baum: Ella debe haber sabido que usted había ido a la universidad.
Perry: No sé cómo se imaginó eso. Pero cada uno de esos chicos fué a la universidad. Tres de esos chicos se convirtieron en abogados y lo han hecho muy bién. Todos ellos se convirtieron en hombres de éxito.
Baum: Una gran parte de su trabajo era guiar a los niños a través de la escuela secundaria.
Perry: Sí, y a través de la universidad también.
Baum: Usted tenía un proyecto de ley de lectores en California para entonces. Ese fué aprobado en 1913.
Perry: Cuando al principio comencé a enviar estudiantes a la universidad aquí, los chicos que habían estado aquí en la Escuela dijeron: "Eso estaría bien. Deme un lugar para vivir. Me gustaría vivir en la misma casa con fulano de tal," otro compañero ciego. Yo siempre escribía de vuelta y decía: "No, no quiero que viva en la misma casa con otro chico ciego. Deseo que vaya con personas videntes." Fué una tarea difícil superar eso. Trae de regreso el hecho de que la sensibilidad es el mayor obstáculo en el camino de los ciegos. Algunas personas ciegas no son sensibles en absoluto acerca de su ceguera. Se olvidan del todo de ella; no hablan mucho de ella. No creo que pienso alguna vez en mi ceguera. Pero las personas videntes piensan que la gente ciega piensa acerca de su ceguera en todo momento. Usted ve, el hombre con vista mira a la ceguera con el pensamiento: "¿Cómo sería si me quedara ciego en los próximos dos minutos?" No hay nada que él pueda hacer por sí mismo. Es ese punto de vista que los hace tan desesperados.
Un día estaba hablando con la legislatura sobre un proyecto de ley para los ciegos, y ellos eran bastante reacios a ver la necesidad de algo que yo estaba tratando de hacer que se aprobara. Les dije: "Pues bien, ustedes compañeros parecen no entender. Estas personas que se quedan ciegas, están realmente en un estado terrible. Si quieren saber lo que él está pensando, probablemente pensando en el suicidio."
Bueno, ellos me iban a dar el ja-ja. Yo les dije: "Dentro de una distancia de menos de cien millas de donde están sentados ustedes, caballeros, Ahora, el hombre que tenía tal vez la posición más alta en la educación de California acaba de suicidarse hace dos días. A él se le dijo que se iba a quedar ciego. "Él era presidente de la Universidad de California. No mencioné eso, pero debieron haber sabido lo que yo quería decir. El presidente Campbell, quien fué el director del Observatorio Lick desde hace muchos años, un astrónomo muy distinguido, saltó del piso de arriba pensando en quitarse la vida, y vivió unos pocos días después de eso. Dijo en aquel momento, que pensaba que su esposa sería sirvienta de él porque él no podía hacer nada. Para qué molestar a otras personas; sería una molestia para los demás, así que, lo justo sólo sería salirse. Si hubiera conocido a algunas otras personas ciegas en ese momento, tal vez podría no haberse sentido de esa manera, pero no lo hizo.
Pero la mayoría de la gente ciega es sensible acerca de su ceguera. Tuve un muchacho, Phi Beta Kappa aquí en la universidad, un hombre brillante. Estudió derecho, Comenzó a practicar con un valor de $1.000 de pagarés a la gente que lo quería ayudar. Ahora es dueño de seis edificios en Modesto, un lote de terreno que se está desarrollando. Hace unos días le dije: "¿Cuánto falta para que te compre fuera de todo lo que tienes?" dijo: "Oh, sería entre $50.000 y $60.000." Estaba muy altamente respetado por todos los abogados en Modesto.
Baum: ¿Cómo se llamaba ese abogado en Modesto?
Perry: Leslie Schlingheyde. (Leslie Schlingheyde falleció en marzo de 1956). Este chico tenía ese sentimiento sensible. Iba a la escuela secundaria, Berkeley High School. Yo le dije: "Cuando la escuela se termina en la tarde, ¿qué haces? "
Él dijo: "Me voy a casa".
Le dije: "Bueno, los otros chicos van todos ahí a la pista, donde corren. ¿Por qué no vas por ahí con ellos?"
"No, no. ¿Qué dirían?"
Yo dije: "No lo sé. Hablarían contigo como hablan con las otras personas." Finalmente dijo que lo intentaría una vez. dentro de unas dos o tres semanas había llegado de nuevo y yo le pregunté: "Bueno, ¿has ido a la pista?" No, no lo había hecho. Y teníamos el argumento de nuevo. Eso continuó durante meses. Él prometía hacerlo, tenía la intención de hacerlo, pero tenía miedo.
Finalmente llegó un día y dijo: "¿Sabes lo que hice? Fuí a la pista."
Yo dije: "¿Tuviste una situación embarazosa?"
Él dijo: "No, todo el mundo se acercó y dijo: "Hola, Schling, ..." y bromeaban con él. La pasó maravilloso. Pero pensó que sería muy diferente.
Esa sensibilidad hace que las personas ciegas sean tímidas, y no quieren ir a un baile por miedo de que podrían hacer algo malo. Es una lástima. Si pudiéramos encontrar alguna manera de hacer una ruptura en la sensibilidad del joven ciego, Sería una gran ayuda, y eso ayudaría mucho. No sé cómo hacerlo, excepto ir y llevarlos conmigo, y forzarlos.
Baum: ¿Fueron la mayoría de sus estudiantes en la escuela chicos?
Perry: Habían más chicos que chicas. No, tuvimos un buen número de chicas que fueron a la universidad, y todavía lo hacemos. Las chicas tienen posiciones. Se convierten en taquígrafas ... tenemos que mantener la apertura de oportunidades para las personas ciegas, a fín de obtener posiciones. Si no lo hacemos, es simplemente quitarles la vida.
Baum: ¿Cree que las chicas ciegas tienen tan buena oportunidad de obtener un trabajo como los chicos ciegos tienen?
Perry: Bueno ... Considero que sí. Una chica puede convertirse en una abogada, supongo, convertirse en una escritora, una mecanógrafa. Tenemos chicas que son mecanógrafas, maravillosas mecanógrafas.
Baum: ¿usted tenía tantas chicas que se convirtieron en un éxito como sus chicos? Algunos de sus chicos eran bastante excepcionales.
Perry: Sí, he hecho un mejor trabajo con los chicos que tengo que con las chicas, a la larga. Las chicas, creo, no tienen muchas oportunidades, pero las están recibiendo ahora. Tenemos chicas que trabajan como mecanógrafas, trabajando en los cuartos oscuros de rayos X; tenemos un buen número de chicas haciendo eso.
La gran dificultad es que la persona ciega tiene la necesidad de que alguien le dé un trabajo. No tenemos a alguien que haga eso. Tenemos una Oficina Estatal de Rehabilitación. No les gusta hacer el trabajo de colocación. La ley lo requiere, pero no les gusta. Es un trabajo duro. Es mucho más fácil sentarse en torno a la oficina y escribir notas y copiar algo, con las formalidades de hacer algo y obtener un buen sueldo por ello. Por supuesto, un oficial de colocación podría llegar a cien puestos de trabajo para personas videntes, con menos esfuerzo de lo que haría en conseguir un trabajo para una persona ciega. Ahora se está haciendo un poco más fácil conseguir un trabajo para una persona ciega porque estamos educándo al público un poco con la idea.
Necesitamos a alguien que le diga a la Oficina de Rehabilitación que él es empleado como trabajador de colocación, e instruído en limitarse al trabajo de la colocación de las personas ciegas en puestos de trabajo. Él no puede hacer eso sentado en su oficina. Tiene que salir y desgastar su calzado de cuero yendo de un hombre de negocios a otro, y seguir así. Dentro de un tiempo, llegaría a conocer a todos estos hombres de negocios, y fácilmente podría acercarse a ellos.
Sería lento y difícil, pero sería más fácil, y más fácil a medida que pasa el tiempo. Llegaría a conocer a todos los empleadores y no tendría que esperar para entrar y ver al jefe. Él entraría, lo llamaría por su nombre de pila. Si un hombre pasara seis horas al día paseando, en sus primeros tres meses, sólo podría encontrar un puesto de trabajo, pero dentro de un año podría muy fácilmente conseguir trabajo. De hecho, los empleadores lo llamarían y le dirían: "¿Tienes un hombre ciego que puede hacer tal cosa, y así sucesivamente? Envíamelo, y le voy a dar un trabajo." Esto no es como comienza, pero termina siendo así. Esa es la única solución.
Proyecto de Ley de Asistencia a los Ciegos Necesitados, 1928
Baum: ¿Tengo entendido que usted fué fundamental en conseguir el Proyecto de Ley de Ayuda a los Ciegos Necesitados?
Perry: Sí, escribí el proyecto de ley para obtener pensiones para los ciegos. Tenía que ser votado por la gente, ya que la legislatura no podía dar dinero a un individuo sin una enmienda constitucional. Tuvimos un senador que presentó la enmienda que escribí, dándole a la legislatura el poder de dar ayuda financiera a los ciegos. Una señora asambleísta de Berkeley hizo lo mismo por los ancianos, pues, había puesto en marcha un proyecto de ley para los ancianos, a fín de tener una pensión, así que, tuvimos dos proyectos de ley en la boleta electoral, modificando la misma sección en la Constitución de [California].
Baum: Uno era para los ciegos y uno para los ancianos. ¿Qué pasa con los sordos?
Perry: No, los sordos nunca tuvieron un proyecto de ley. La señora Anna L. Saylor, La asambleísta de Berkeley, no estaba particularmente a favor de la ley para los ciegos, porque considero que ella pensaba que el público no lo estaba tampoco. Supuso que teníamos una organización muy pequeña y lo tomó como una broma. Pero ella trabajó para los ancianos y los ancianos habían trabajado muy duro también. Por supuesto que sólo tenía unos pocos chicos ciegos para que me ayudaran a promocionar, unos pocos en la universidad, y uno en la escuela secundaria.
Y yo no tenía tiempo porque estaba enseñando en la escuela todo el tiempo, pero lo hicimos. Para sorpresa de todos, nuestra medida fué aprobada por delante de cualquier medida propuesta alguna vez, así que la broma era para las demás personas. El proyecto de ley fué aprobado para los ancianos también.
Eso sólo le dio a la legislatura la autoridad para concedernos una pensión.
Eso fué aprobado por los votantes en noviembre de 1928. Cuando la legislatura se reunió en Enero de 1929, el señor Crowley, quien fué uno de mis chicos ciegos, un abogado, presentó el primer proyecto de ley de la pensión para los ciegos.
Baum: ¿Él estaba en la legislatura para entonces?
Perry: Creo que estaba en la legislatura un poco antes de eso. Estuvo en la legislatura durante veintiséis años, hasta que falleció hace varios años.
El proyecto de ley fue aprobado sin ningún problema. El gobernador, pocos días después de la elección dijo: "Bueno, ciertamente tenemos que hacer algo por los ciegos."
Se refería a que habíamos llegado a ese voto tan profundamente que se trataba de un mandato. El gobernador Young lo había firmado sin ningún problema.
La señora Saylor había estado en la asamblea. Ella y el gobernador eran muy buenos amigos políticos, y la nombró jefe del Departamento de Asistencia Social. Era un cargo político entonces. Ella era una dama muy popular, sumamente respetada por todos. Quería que su departamento tuviera todo el poder sobre las pensiones. Estaba un poco humillada ya que aquí, nosotros, las personas ciegas habíamos hecho aprobar la pensión para las personas ciegas. No había puesto algún proyecto de ley para una pensión para los ciegos. Cuando nos marchamos con el gran voto, eso la avergonzó.
También teníamos un chico ciego, Ernest Leslie, candidato a la legislatura contra la señora Saylor, y él hizo una demostración maravillosa. Acabó por conseguirlo por casualidad, y para una mujer que había sido tan popular políticamente como ella lo había sido, fué un golpe terrible. Sólo obtuvo 800 votos más que Leslie.
Hirió su prestigio político. Ernest Leslie acababa de terminar la universidad. Aunque fué derrotado, fué una gran victoria ya que casi derrotó a la miembra más popular de la legislatura.
El Consejo de California para Ciegos
Baum: Deseo preguntarle acerca de la fundación del Consejo de California para Ciegos. ¿Cómo surgió eso?
Perry: La campaña para la pensión nos mostró que necesitábamos más representación en todo el estado. Mediante nuestra propagación, naturalmente, nos habíamos puesto en contacto con un gran número de personas ciegas de lo que habíamos tenido antes. Consideramos que era mejor que tuviéramos clubes locales en diferentes ciudades, y fuera de eso, creció la idea de las organizaciones locales que se reúnen para dar una expresión a nivel estatal para los ciegos de California, a fín de que pudiéramos estar en una mejor posición para influir en la legislatura.
La señora Anna L. Saylor había sido nombrada directora del Departamento de Asistencia Social y, al igual que los funcionarios en muchos estados, planeaba formar algunas organizaciones de imitación de los ciegos. Las personas ciegas en Los Angeles formaron la Organización de Ciegos del Sur de California, y la señora Saylor tomó cargo de ella.
Alrededor de 1929 se convocó una reunión en San Francisco. Por alguna razón No pude ir, pero todos mis amigos ciegos estaban allí. (El Doctor Perry llamó por teléfono a Ernest Leslie durante la entrevista para refrescar su memoria sobre este incidente.)
La señora Saylor vino; el señor Dodd, de la oficina de rehabilitación y su asistente de San Francisco, el señor Ballard vinieron. La señora Quinine de San Francisco, de la tienda de escobas estaba allí. La señora Saylor simplemente iba a tomar posesión de la reunión. Ella se levantó y explicó cómo, en su condición de jefe del Departamento de Asistencia Social, podría hacer mucho más para las personas ciegas que lo que las personas ciegas podrían hacer por sí mismas. Deseaba ser presidente de la organización que ellos habían formado, la Asociación para Ciegos de California del Norte. El Doctor Richard French, superintendente de la Escuela para Ciegos, estaba allí con un gran ramo de flores para la supuesta presidente a ser.
Todo el mundo escuchaba con atención lo que la señora Saylor tenía que decir, y luego se levantaron y nombraron a oficiales diferentes, y no la nominaron a ella en absoluto. Eso hirió sus sentimientos bastante. Estaba totalmente tomada por sorpresa. Ernest Leslie se convirtió en el presidente.
Baum: Doctor Perry, he leído que el Consejo de California se organizó en 1934 en Fresno, y que, la reunión fué convocada por la señora Mary Carroll Scott Lafer, y la señora Kathleen Michael Smale.
Perry: La señora Michael era la superintendente de Asistencia a los Ciegos Necesitados.
(La señora Rheba Crawford Splivalo había reemplazado a la señora Saylor como directora de Asistencia Social después de la elección del Gobernador Rolph.) Ella había planeado ser presidente de nuestra nueva organización estatal, y la señora Carroll había planeado ser secretaria. La señora Michael era una buena política. De una manera condescendiente, las damas nos sugirieron que, deberíamos hacer a la señora Michael Presidente del Consejo porque ella podría hacer mucho más por nosotros. Yo estaba muy sorprendido cuando el señor William Groshell, un osteópata de Los Angeles, (Groshell falleció en 1956) se levantó, discutió y protestó, y no permitió que la cosa se detuviera. Él no era, por lo general, un líder o un hombre que habla mucho, pero lideró la lucha para hacer que el Consejo fuera un verdadero club de hombres ciegos, y no una herramienta de las damas de la Asistencia Social. Me habían nominado para presidente y fuí elegido; no me acuerdo si fué unánime o no.
Todo eso desconcertó a la señora Michael mucho, pero todavía esa señora estaba siempre en muy buenos términos con nosotros. Sé que de vez en cuando, tenía algunos problemas en Sacramento sobre algunos pensionistas, y a menudo quería que yo viniera a ayudarla. No era una mujer tan culta y capaz como la señora Saylor. Después de que Merriam se convirtió en gobernador, fuí a hablar con él y pedirle que mantuviera a la señora Michael, pero me hizo saber que no iba a hacerlo. Nombró a la señora E. Clair Overholtzer como supervisora de Asistencia a los Ciegos Necesitados; ella era una señora más agradable que la señora Michael.
Hicimos propagación en torno a obtener una organización fundada en San Francisco y una en Sacramento, y tratamos de conseguir una en Los Angeles, pero ellos eran un poco lentos al respecto. La gente de ahí todavía no parecen saber de lo que todo esto se trata.
Pero nos hemos organizado, nos pusimos a trabajar en una constitución, obtuvimos comités, y nos fuimos. Ha ido creciendo; diferentes clubes se organizan en diferentes lugares, y solicitan al Consejo tomarlos en calidad de miembros. Ahora tenemos veintiocho o treinta clubes de miembros. Cada club miembro, envía a un delegado ciego para su representación, y estos representantes conforman el Consejo de California para Ciegos.
Baum: Una de las primeras resoluciones del Consejo, Número 4, a favor de un proyecto de ley de la asamblea para otorgar a los ciegos y sus guías tarifas reducidas en tranvías.
Perry: Ese fué un proyecto de ley que escribí. Es una ley ahora. La tengo aquí. Primero, prohíbe a cualquier empresa de transporte público emitir cualquier tarifa gratuita o reducida para pasajeros dentro del estado, excepto a los residentes ciegos de California. Entonces dice: "A todos los residentes ciegos de California se les podrá conceder transporte gratuito en todos los tranvías y se les permitirá circular en todos los otros portadores comunes dentro del estado por la mitad de la tarifa actual, y cuando cualquier persona ciega está acompañada por un guía, las tarifas combinadas de tal persona ciega y su guía podrán fijarse en no exceder la tarifa actual para un individuo."
Baum: Cuando se aprobó eso?
Perry: 1935. Una pregunta interesante es si un avión es una empresa de transporte público como la palabra se usa en el estatuto. Hay una disposición federal interestatal también que otorga tasas reducidas para las personas ciegas. ¿Se dió cuenta de que la palabra "puede" se utilizó en lugar de "debe"?
Baum: Sí, me dí cuenta.
Perry: Tuve que cambiar la palabra "debe" por "puede", a fín de seguir adelante con esa cosa. Consideré que si seguía adelante con "puede" la gente exigiría que se le permita. Siempre tiene que ir a la corte cuando dice "puede" para saber lo que significa.
Baum: ¿No tuvo un poco de problema con el Southern Pacific sobre eso?
Perry: Un poco, pero finalmente sucedió. Ahora no nos molestan. Por supuesto, podemos usar la ley federal, pero esta es una ley más liberal que la federal si las vías ferroviárias la reconocen. Bajo la ley federal usted puede ser hecho viajar en trenes determinados, y son aptos a venderle un boleto a mitad de precio, pero requieren que tome un tren lento. Cuándo la gente viaja, por lo general se encuentran apurados. Los autobuses ahora nos permiten ir por una tarifa reducida.
Baum: ¿Cuál fué la idea detrás de esto, que los ciegos tienen muy poco dinero?
Perry: Bueno, tienen muy poco dinero, y muchos de los ciegos viajan con un guía, y tienen que pagar dos tarifas y también pagar a su guía por su tiempo. Por lo tanto, si un hombre ciego es vendedor ambulante de puerta a puerta, está agotado antes de que haya comenzado. La disposición sobre el transporte de tranvía gratis nunca se ha utilizado. Los ciegos no obtienen transporte gratis en los tranvías, excepto en San Francisco.
Baum: ¿Quiere decir que los tranvías no han permitido que se monten gratuitamente?
Perry: Eso es correcto. Bueno, no lo hemos probado. He pensado una o dos veces que me gustaría tener un caso y llevarlo a los tribunales, pero para obtener un buen ejemplo, un hombre ciego tendría que subir al tranvía y, cuando le exigieran su pasaje, se negara a pagar, citando esta regla, y luego tratar de obtener que lo pongan patitas fuera del tranvía. Si sólo lo regañan y pelean y no lo ponen patitas fuera, no tendríamos un caso. Si lo ponen patitas fuera, él puede demandarlos por no llevarlo en base de esta decisión, y entonces el juez tendría que decidir sobre ese, "puede". Y se podría salir con la suya.
Sólo hay una forma de averiguarlo, y es llevándolo a la corte, y yo no podía encontrar a alguien que estaba dispuesto a tomar el peso de la angustia. Ninguno estaba dispuesto a ser puesto de patitas fuera del tranvía.
Baum: Al mirar a través de las resoluciones del Consejo, noto que año tras año, habían resoluciones tratando de obtener que las distintas agencias empleen a personas ciegas para trabajar con los ciegos.
Perry: Sí. Todavía estamos en esas.
Baum: ¿Han tenido alguna suerte?
Perry: Ellos tenían un poco de suerte, sí. Ya que hemos creado una oficina de profesores domiciliarios para los ciegos que viajan y visitan a un determinado distrito, en los hogares de las personas ciegas para tratar de ayudarles a adaptarse, especialmente a los recién cegados, a su nuevo impedimento. Se acostumbraba en cierto modo, el dejar a algunas personas videntes que lo hicieran. Ahora se pone a personas ciegas. Creo que ahora tienen un personal de alrededor de veinte en diferentes distritos en todo el estado.
Baum: ¿Veinte personas ciegas?
Perry: Prácticamente todos ciegos. Ellos ayudan a los ciegos, les enseñan cómo moverse por sí mismos, les enseñan la forma de hacer muchas cosas que hicieron antes de quedarsen ciegos. Es curioso cómo una persona recién cegada piensa que no puede hacer ciertas cosas cuando con un poco de instrucción descubre que puede salir adelante y hacerlas. Es una buena idea.
Baum: ¿Para un trabajo como ese, una persona ciega puede hacerlo mejor que una persona vidente?
Perry: Sí. Él puede hablar con los empleadores en el trabajo de colocación con más autoridad. En la enseñanza de estas personas en sus hogares, puede ir directamente y convencerlos de inmediato haciendo lo que él quiere que hagan. Ellos dicen: "Si usted puede hacerlo, supongo que yo puedo."
Baum: ¿Fué ese el motivo principal, para tratar de emplear a la gente ciega en estos puestos de trabajo ya que pueden trabajar mejor con otras personas ciegas? ¿O es que Cree que tal vez el público estaría dispuesto a ver a un ciego trabajando con otro hombre ciego cuando no los emplean en un trabajo con la gente vidente?
Perry: Hay varias razones. Una de ellas es que van a necesitar instrucciones para la vida en su propia casa. Una mujer de repente se queda ciega. Su marido, cuando sale por la mañana, le muestra una silla y dice: "Ahora te quedas allí hasta que yo venga a casa. Podrías caerte por las escaleras si caminas alrededor." Todo ese tipo de cosas. horrible que se quede sentada y pierda la esperanza y esté convencida de que no puede ir a la cocina y preparar la cena y mantener la casa. Ahora bien, si una persona ciega entra y dice: "Voy a cocinar para usted, y le mostraré cómo lo hago ", ella no está, realmente, enseñándole a la señora algo que no sabe; la señora ha estado cocinando toda su vida. Pero ahora que su marido vuelva a casa un día, ella no va a estar sentada en su silla. Tendrá la cena toda lista. Y cambia la atmósfera de la situación por completo. Se da cuenta de que puede hacer prácticamente todo lo que hacía antes.
Baum: ¿Y consideró que era importante que una persona ciega debiera enseñarle esto?
Perry: Las personas videntes no creerían que ella lo podía hacer tampoco. La persona vidente no sabría cómo enseñarle. La persona vidente promedio le diría a una persona ciega: "No se acerque a la estufa; no encienda el gas; no encienda fósforos; se quemará el cabello", y así sucesivamente. Las personas ciegas pueden seguir adelante y cuidar sus hogares, pero no se les puede convencer al darles una charla. Por lo tanto, especialmente para las mujeres ciegas que tienen que mantener la casa, los maestros domiciliarios ciegos son una buena idea.
Baum: Suena como si el Consejo de California, y usted en particular, ha tenido mucho que ver con la legislación de California sobre los ciegos.
Perry: Sí, y eso fué un poco de problema para mí porque yo era un empleado estatal. Dudé mucho sobre tomar el trabajo porque tenía temor a que todas las agencias, la Escuela para Ciegos, la gente de la asistencia social, pelearían conmigo, y lo hubieran hecho, supongo. En cierto sentido, lo hicieron, pero finalmente tuvieron más miedo de mí de lo que yo tenía de ellos. Tuve la buena voluntad de la gente de la legislatura, pero siempre estaba corriendo un riesgo. Podrían haberme despedido en cualquier momento, pero tenían miedo de la reacción del público. Ellos me dieron oposición en vez de cooperación con la esperanza de que íbamos a morir en poco tiempo. En lugar de eso, la legislatura había cooperado con nosotros muy bien.
Baum: ¿Con el Consejo de California?
Perry: Sí. Todas esas leyes de asistencia a los ciegos fueron escritas por el Consejo, la mayoría de ellas realizadas personalmente por mí. Me acerqué a Sacramento y tenía el proyecto de ley de asistencia presentado por Ernest Crowley, y conseguimos que fuera aprobado. A.B. 117 en 1929, si mal no recuerdo. La gente en la administración se oponía a que individuos presentaran proyectos de ley, ya que deseaban establecer las políticas. En cualquier momento podrían haber dicho que yo no tenía porque ir a la legislatura, que debería estar en la Escuela haciendo mi trabajo escolar, y que debería ser sancionado o despedido. Pero decidieron no hacerlo.
Baum: ¿Usted tenía demasiados amigos?
Perry: Se dieron cuenta de que, si hubieran hecho eso, el Consejo habría salido con un ataque increíble, y hubiéramos ganado. Podríamos demostrar fácilmente que los ciegos estaban en terrible necesidad, y nadie nos prestaba atención. Los administradores son todos tímidos, ya sabe. Ellos quieren promociones, y aumentos de salarios.
Baum: ¿Cómo fué el proceso de conseguir que un proyecto de ley fuera aprobado?
Perry: Tiene que conseguir la buena voluntad de los legisladores, que por supuesto significaba que tenía que pasar mucho tiempo en Sacramento. He hecho aprobar muchos proyectos de ley allí, muy cerca de un centenar de ellos en ese tiempo. De vez en cuando hay un argumento genuino real, pero una gran cantidad de ello es simplemente obtener su buena voluntad y conocerlos lo suficiente como para que no aparezca su proyecto de ley en el momento equivocado. Si tiene a un hombre que presenta su proyecto de ley, quien ha estado en la legislatura desde hace algún tiempo, él conoce a todos estos legisladores y sabe cuáles son sus inclinaciones, y cómo se sienten acerca de esto, aquello, y la otra cosa. Así que, cuando su proyecto de ley aparece, él mira a su alrededor en el salón, y dice: "Voy a pedir que el mío sea postergado hasta mañana", lo que significa que una gran cantidad de personas que él conoce que van a votar por él no están presentes, y muchas de las personas que no lo van a hacer están presentes. Así que lo posterga. Por supuesto, un novato no lo sabe. No conoce al hombre.
Así que es una muy buena idea conseguir a un hombre que conoce bien a sus compañeros legisladores, y sabe cuándo hay que presentarlo. Mediante el uso de juicio Así, a veces se puede conseguir un proyecto de ley que no tendrá ningún argumento al respecto en todo, sino que uno lo presenta y, uno, dos, tres, se pasa a través.
Tuve a Ernest Crowley, un hombre ciego en la legislatura. Uno de los chicos que yo tenía en la escuela cuando llegué por primera vez se había convertido en un abogado, y luego se metió en la legislatura, y estaba allí durante veintiséis años, creo. Falleció hace un año o más. Fué un gran asistente para mí. Era muy popular en la legislatura, y era muy devoto de mí. Pues bien, se levantaba cuando yo estaba hablando con el comité legislativo y decía: "Ese es mi viejo profesor con el que ustedes están hablando ahora."
La Asistencia a los Ciegos Que Se Ganan Parcialmente la Vida
Baum: Sé que usted era, en gran parte, responsable del proyecto de ley de 1941, de Asistencia a los Ciegos Que Se Ganan Parcialmente la Vida. ¿Me podría decir cómo consiguió hacer que fuera aprobado?
Perry: Al igual que los demás. Me senté y escribí el proyecto de ley, eso es todo.
Baum: ¿Había hablado de esto en el Consejo?
Perry: No. Oh, podría haber hablado con algunos de ellos, pero en esa época el Consejo no era muy fuerte. Estaban sentados esperando que yo hiciera algo. Yo, había presentado el proyecto de ley, hace un año o menos antes. Fué un proyecto de ley revolucionario.
Baum: Sí, lo fué.
Perry: No había nada parecido en ningún otro lugar. El proyecto de ley de pensiones, al igual que el proyecto de ley de pensiones de vejez, le dio al los ciegos un poco de dinero porque eran pobres, pero nunca se había pensado en tratar de alentar a los ciegos a ganarse la vida. Eso le parece absurdo a la mayoría de la gente. Escribí este proyecto de ley para alentar a los ciegos a trabajar por sí mismos fuera de la pensión para convertirsen en personas independientes.
Baum: ¿Cómo consiguió que fuera aprobado? El Estado no recibió asistencia federal en los pagos de la ayuda.
Perry: No, pero el número de personas que aprovechan el proyecto de ley es muy limitado. Hemos tenido a la vez, hasta trescientos o cuatrocientos en el estado bajo el Capítulo Tres, en la Asistencia a los Ciegos Que Se Ganan Parcialmente la Vida, y Por supuesto, la mayoría de los mismos trabajan saliendo adelante en un tiempo. Hice que la legislatura estuviera a favor del Capítulo Tres. El argumento que les dí fué que, si no dan a estas personas una oportunidad de trabajar por sí mismas para la libertad económica, van a seguir pagando la pensión por cada uno toda la vida. Si los ponen en el Capítulo tres, en tres o quince años se habrán establecido, y se eliminará la pensión.
Bajo el Capítulo tres, después de que una persona gana más de $1.000 al año, con lo cual, se queda, se queda con la mitad de lo que gana y el resto se paga de vuelta al tesoro público estatal. Así que, cada vez que gana un dólar más de $1.000, el Estado está 50 centavos mejor, y él también lo está. Se le anima más a seguir ganando. La pensión ahora es de $95 al mes o $1.140 al año, por lo que, cuando una persona gana $3.280, ha pagado de vuelta íntegramente su pensión.
Recuerdo haber ido hasta allí a la última sesión de la legislatura antes de la clausura, y el comité celebró una sesión nocturna. No iban a aprobar el proyecto de ley, y me exité y me levanté y pronuncié un discurso. No recuerdo lo que dije, pero los chicos siempre me pueden decir al respecto. Le dí a la legislatura una charla dura horrible, y ellos cambiaron y lo aprobaron por unanimidad. Henri Bindt, y Kingsley Price, estaban allí. Bindt siempre está hablando de cómo lo hice derramar lágrimas cuando hice ese discurso. Había llegado a ser amigo de la legislatura en ese tiempo, y por eso, ellos hubieran hecho casi cualquier cosa por mí.
Baum: ¿Pero tenía una batalla real en esa época?
Perry: Sí, la tuve, porque habían dos o tres hombres en el Senado que no me conocían muy bien. Oh, es una ley maravillosa, pero considero que, más bien, ellos van a luchar por ella este año.
Baum: ¿Quién?
Perry: Le voy a dar un ejemplo. El año pasado, la Asamblea Provisional de la Comisión de Asistencia Social tenía un asesor en el comité, Everett W. DuVall, que quería acabar con el Capítulo tres. Usted ve, el estado recibe fondos emparejados del gobierno federal en materia de Asistencia a los Ciegos Necesitados, pero no en pagos del Capítulo Tres. Le dije que sería un error terrible. Entonces, el comité sostuvo audiencias en todo el estado, y supongo que cambiaron de parecer y decidieron que el Capítulo 3 era bastante bueno. DuVall me escribió que quieren ahora reforzar el Capítulo tres.
Baum: ¿Y el Departamento de Asistencia Social? Ellos administran los pagos de asistencia a los ciegos.
Perry: Bueno, considero que al Departamento de Asistencia no le agrada.
Baum: ¿Hacen que sea difícil para las personas ciegas conseguir la Asistencia a los Ciegos Que Se Ganan Parcialmente la Vida?
Perry: Lo hicieron cuando comenzó, y, sí, muchos todavía lo hacen.
Baum: Prefieren mantenerlos en materia de Asistencia, ¿a los Ciegos Necesitados?
Perry: Sí. Y tienen una nueva regla también. Hace un año o más que el Departamento de Asistencia Social declaró que a un hombre que gana más de 1.500 dólares al año le sería quitada la asistencia total, en lugar de mantenerla con el acuerdo de 50 centavos.
Baum: Eso tendería a hacer que un hombre ganara casi hasta $1.500 un año, y entonces deje de ganar.
Perry: Sí. Eso tiende a desalentarlo.
Baum: Considero que la pensión de Asistencia al Ciego Necesitado fué aumentado de entre $90 a $95 por mes este año.
Perry: Sí, pero no puedo entender su posición a veces. Tome un hombre vidente que está desempleado; él no sólo recibe $90 al mes. Recibe compensación alrededor de $150 al mes por desempleo. ¿Por qué no habrían de asumir que un hombre ciego tiene tanta hambre y necesita tanto como el hombre vidente, el cual, puede conseguir empleo más fácil también. Oh, hicieron un gran alboroto acerca del aumento de la asistencia de $90 a $95 por mes el año pasado.
Baum: ¿El Departamento de Asistencia Social?
Perry: Sí, y la legislatura también. Por supuesto, están influenciados por el Departamento Estatal de Finanzas, que quiere ahorrar dinero. Pero debería pensar que le darían a un hombre ciego más de lo que le dan a un hombre vidente desempleado, debido a que las necesidades de los ciegos son mucho mayores. Un hombre vidente puede hacer muchas cosas por sí mismo y recoger dinero por pequeños mandados para sus vecinos, cosas que un hombre ciego no puede hacer como regla. En cuanto al Capítulo tres, eso, ahorra dinero para el estado a la larga. Tome a tenBroek. Él no podía haber ido a la universidad sin la pensión y el proyecto de ley del lector, pero ahora es uno de los principales miembros de la facultad, es dueño de su propia casa, hace una buena cantidad de dinero, educa a su familia muy bien, y hace una enorme cantidad de trabajo para los ciegos también. Esa es una imagen completamente diferente a la imagen del ciego que se encuentra en la esquina de la calle tratando de vender lápices.
¿Vé usted cómo el Capítulo Tres ahorra dinero?
Baum: Sí, lo veo, pero no veo por qué el Departamento de Asistencia Social no ve eso.
Perry: Lo hacen, pero les importa un comino.
Baum: ¿Es que quieren ahorrar un poco este año, a pesar de que tienen que seguir pagándolo todos los años?
Perry: Bueno, la Asistencia es administrada por los gobiernos de los condados y las juntas directivas de supervisores son personas elegidas a quienes les gusta alardear del ahorro de dinero para el Estado con el fín de conseguir la reelección. Bueno, realmente llega al punto de que no consideran que las personas ciegas pueden hacer mucho dinero, y es una pérdida de tiempo tratar todo esto. Y es muy lento cuando se empieza.
Pero las cosas están cambiando ahora; un hombre ciego puede conseguir un trabajo. Tome a Kingsley Price, un profesor muy popular y muy respetado en la Universidad Johns Hopkins.
Siempre ha tenido un trabajo desde el momento de su graduación. Ha sido totalmente ciego desde que tenía cinco o seis años de edad. Sus padres lo trajeron aquí de Colorado después de escuchar lo que estábamos haciendo por la educación de los ciegos.
La Federación Nacional de Ciegos
Baum: Está hablando del Doctor tenBroek. Sé que es presidente de la Federación Nacional. Me pregunto, ¿Tenía algo que ver con la formación de eso? ¿Tenía el Consejo de California algo que ver con eso?
Perry: En cierto sentido; nuestros chicos fueron a la reunión, y por supuesto, hice propagación para ello, y lo insté, y así sucesivamente, y fuí delegado del Consejo por muchos años. Pero estoy haciendo una especie de bastante recorte ahora. Bueno, supongo que estaba en la última convención, también. Ahora hemos ido más allá de la etapa en la que un hombre tiene que hacer todo. Ahora tenemos alrededor algunas personas ciegas capaces que se están interesando por sí mismas y están dispuestas a dar su tiempo y trabajo. TenBroek es uno, pero tenemos otros.
Baum: El señor Archibald es secretario ejecutivo, ¿verdad?
Perry: director ejecutivo del mismo.
Baum: ¿Es él uno de sus chicos?
Perry: Sí. Y Kenneth Jernigan, ¿sabe de él?
Baum: Oh, lo conocí una vez.
Perry: Es muy entusiasta, un trabajador muy entusiasta.
Baum: ¿Para la Federación?
Perry: Sí, está en la junta directiva de la Federación. Pero trabaja para los ciegos en general. Es un miembro muy activo del Consejo.
Baum: ¿Trabajó mucho en los asuntos de la Federación Nacional? ¿o Estaba sumamente ocupado con el Consejo de California?
Perry: Bueno, les ayudé, y así sucesivamente, pero no quise dar todo mi tiempo a eso, porque debilitaría mi trabajo aquí, ya ve. Mi trabajo aquí no se había desarrollado hasta el punto en que yo tendría la suficiente confianza de que seguiría funcionando bien sin mí. Consideré que debía dedicar mis esfuerzos primarios aquí, y de hecho, es una mejor idea, porque recibe una buena ley a través de un solo lugar, ya sabe, y entonces, es muy fácil duplicarla en otro estado. Por ejemplo, el Estado de Washington tiene nuestro Capítulo 3 en su legislación.
Baum: Me di cuenta de que en las actas del Consejo de 1940, le habían dado una cierta cantidad de dinero, $100, a la Federación Nacional, proveniendo del Consejo. ¿Se acuerda de eso? Creo que fué cuando la Federación apenas fué fundada.
Perry: Sí. Queríamos conseguir dinero para ayudar a la Federación. No fué en el 40, ¿Verdad?
Baum: 1940 fué cuando se fundó la Federación.
Perry: Sí, pero no sé cuando pasamos ese fallo de que debíamos contribuir. Tenemos una Semana del Bastón Blanco en el que hacemos una apelación pública de dinero, principalmente a través del correo postal. Nuestro acuerdo era que debíamos enviar la mitad de lo que habíamos reunido, y todavía lo hacemos. Hemos extendido esta idea del programa del Bastón Blanco para que prácticamente todos los estados lo tomen y contribuyan a la Federación con la mitad de lo que recogen. Pero ahora, la Federación ha crecido tanto que, si bien, contribuyen a ello, continúan esta misma propagación cada año para recoger dinero. Creo que han recogido 75.000 dólares el año pasado. Así que son bastante independientes. Solía ser un asunto muy serio enviar a un hombre de la Federación a vivir en Washington, pagar sus facturas de hotel, secretaria, y todas esas cosas; para hacer propagación en el Congreso se necesita mucho dinero. En los primeros días tuvimos que hacer eso, y en gran parte no teníamos el dinero nosotros mismos. Tal vez el hombre al que enviamos había pagado una gran cantidad de esos gastos por sí mismo. Ha llegado ahora al punto en que considero, que hemos pasado esa etapa.
Baum: Tengo entendido que usted fué enviado por la Federación Nacional para investigar la escuela para ciegos y Sordos, Idaho State School for the Blind and the Deaf, esta primavera.
(1956) ¿Podría contarme un poco acerca de esa labor?
Perry: Sí. Han habido muchas quejas de los padres de familia, tanto de los padres de los niños sordos como de los padres de los niños ciegos en la escuela, y Frank Collins y su esposa, de la asociación estatal para ciegos, Gem State Association of the Blind, y Don Pettingill de la asociación de sordos, Idaho Association of the Deaf, solicitaron a la Federación Nacional enviar un comité para investigar. Chick tenBroek nombró al señor Durwood McDaniels, un abogado de Oklahoma City, el director; el señor Vernon Williams, un abogado de Dakota del Sur; y yo mismo. Fuimos hasta allí y nos reunimos con un comité de la Fundación Americana para Ciegos, American Foundation for the Blind, ya en la escena, compuesto por tres personas videntes: El Superintendente de la reciente creada escuela estatal para sordos, State School for the Deaf, en el Sur de California; el superintendente del colegio para sordos, College for the Deaf, en Washington, D.C.; y una señora empleada de la American Foundation. Miraron a la escuela y emitieron un informe que Era más o menos un encubrimiento, y muy generoso al colegio y al entonces superintendente, a quien recomendaron mantener, ya que se había desempeñado allí por tanto tiempo. Consideramos que sería de muy poco valor el ir al colegio, que no iban a cooperar, así que, hablamos principalmente a los alumnos y padres de los niños de allí. Los niños no estaban aprendiendo nada, los maestros no estaban tan bien entrenados como tenían que estar en otras escuelas, e incluso, tenían dos maestros totalmente sordos para enseñar a los niños ciegos, una situación ridícula. Algunos de los mejores maestros renunciaron, a fín de atraer la atención del público a las condiciones allí. El superintendente era un hombre enfermo; no podía hacer el trabajo.
Baum: ¿Había podido conseguir algún cambio?
Perry: No mucho todavía. La Junta Directiva Educativa Estatal estaba en contra de hacer algo y el gobernador se sintió avergonzado y dijo que toda esta agitación no era buena para los niños. Pero nos quedamos y nos dieron mucha publicidad favorable en los periódicos, y hablamos con el ciego adulto presente, y pueden seguir trabajando en ello. Considero que la Junta Directiva Educativa finalmente llegó a publicar el Informe de la American Foundation, y quitaron al superintendente, y nombraron a un nuevo hombre joven que parece competente. Se implicó que obtendrían algunos mejores maestros para los ciegos. Así que, la lucha aún continúa, pero considero que las cosas van a mejorar allí.
Baum: ¿Su comité publicó un informe?
Perry: No sé si ha sido escrito todavía. Cuando lo sea, será entregado a la oficina de la Federación Nacional, que se encuentra en casa del Doctor tenBroek. Tienen muchos materiales allí, los informes y las actas de las reuniones y copias de los discursos y todo ese tipo de cosas.
Conclusión
Baum: Doctor Perry, me gustaría preguntarle qué efecto considera que el nuevo Trato ha tenido en la asistencia a los ciegos.
Perry: ¿Qué quiere decir con el nuevo Trato?
Baum: me refiero a los demócratas en el gobierno federal.
Perry: Oh, han hecho mucho para los ciegos.
Baum: La rehabilitación vocacional se mencionó entonces para los ciegos.
Perry: Sí, y lo demás también. Es una idea moderna. Finalmente, hará un buen trabajo para los ciegos, yo creo. Usted está naturalmente en contra de lo mismo que los ciegos están siempre en contra. Pues, se asume que no hay nada que se pueda hacer por ellos.
Baum: ¿Considera que lo mismo es cierto en la rehabilitación vocacional?
Perry: Sí. Las personas videntes allí no saben lo que las personas ciegas pueden hacer. Al leer estas historias acerca de lo que pueden hacer, estas les parecen imposibles.
Baum: ¿Obtuvo el proyecto de ley de asistencia en California antes del nuevo trato. Entonces, tuvo muchos problemas con la Administración del Seguro Social. Me pregunto si se podría pensar que las cosas podrían haber sido mejores para los ciegos si el nuevo trato no hubiera sido elegido? Quiero decir, ¿considera que ponen las cosas atrasadas o adelantadas en cuanto a los ciegos se refiere?
Perry: Se progresó. El mundo va a progresar. No me importa si pone a republicanos o demócratas, con el tiempo van a progresar. Ellos van a progresar para las personas ciegas más lento porque la gente no los entiende. La pensión es la única buena idea que se les ha ocurrido. Las cosas son mejores de lo que eran. Cuando yo era un niño, sabía de un hombre ciego que tenía un trabajo; no sabía de ningún otro. Ahora, muchos de mis antiguos alumnos se ganan la vida.
Baum: ¿Es usted un Republicano?
Perry: No tengo sentimientos particulares. Realmente, no sé cual es la diferencia entre un Republicano y un Demócrata. No puedo distinguirlos, salvo que tomo su palabra. Considero que en nuestro país, lamentablemente , no estamos divididos en diferentes filosofías. Si habla con un Republicano ahora, le da la misma canción y la danza que un demócrata le da. Por lo que puedo ver, el país se divide en dos tipos de personas. Algunas personas tienen un puesto de trabajo y algunas personas no lo tienen. No sé por qué. Por supuesto, no pueden dar puestos de trabajo a todos ellos. Fuí criado como un Republicano, y todos los que me conocen por aquí dicen que soy un Republicano. Dicen que soy un autócrata en todo, excepto con los ciegos y para ciegos, soy un socialista o algo así. La gente se ríe de ello, consideran que es una gran broma. Nunca puedo ver que hay algo en esa crítica. Por supuesto, mi objetivo en la vida siempre ha sido la creación de oportunidades para las personas ciegas, las oportunidades de que se conviertan en autosuficientes e independientes.
Baum: ¿Considera que es la clave de todo?
Perry: Bueno, esa es la clave para las cosas importantes.
Baum: ¿Y considera que la educación universitaria es la mejor manera para que una persona ciega esté calificada para un trabajo?
Perry: Oh, sí. Está en menos desventaja. Puede hablar, puede comunicarse. Ahora bien, cuando se trata de pensar, un hombre ciego puede pensar así como cualquier otro. Por lo tanto, si las personas ciegas se educan, tienen oportunidades de trabajar. Tienen dificultades para conseguir citas, pero eso es temporal. Considero que va a pasar con el tiempo.
Baum: Me imagino que la señorita Holt dijo que muchas de las personas ciegas no tienen la posibilidad de ir a la universidad, por lo que, el trabajo manual es mejor.
Perry: Eso es cierto, y hay que tratar de hacer algo más con ellos, tratar de hacer lo que pueda. Considero que muchos de ellos tienen la capacidad de ir a la universidad, aunque no van porque no ven claro su camino para hacerlo. Han asumido desde sus primeros años de vida que no podrían hacer estas cosas, y ni siquiera las prueban.
Baum: Alguien me dijo que la mayor parte del trabajo que hizo para los ciegos no era parte de su trabajo, que le pareció que las cosas más importantes que hizo fueron cosas que no debía hacer.
Perry: Bueno, eso es cierto.
Baum: ¿Cuál cree que fué su obra más importante?
Perry: Oh, mi obra más importante fué arrastrar a los ciegos y despertarlos, estimulándolos, poniendo un poco de ambición en ellos, y luego ayudarlos. Decirles, "vaya a la universidad", no podían hacerlo sin dinero o sin lectores. La idea de ir a la legislatura por su dinero para los lectores Sonaba ridícula para ellos. Ninguna de las escuelas tenía hombres que eran revolucionarios en absoluto; pues no eran suficientemente grandes hombres.
Baum: Bueno, Doctor Perry, ¿cuál considera que fué la más importante de sus obras, asegurarse de que el alumno ciego podría ir a la universidad, u organizar a los ciegos en grupos?
Perry: Oh, considero que enviarlos a la universidad fué quizás Lo más importante que he hecho.
Baum: ¿Por qué?
Perry: Porque pone a un chico en una posición en la que él cree que puede hacer las cosas, y por eso, va y se convierte en alguien.
Ahí están las entrevistas de Perry, y es increíble ver cómo muchos de los programas que tenemos hoy se han originado de lo que Newel Perry pensó, hizo, e inspiró en sus estudiantes. No vio su trabajo como si fuera todo, y el fín de todo para los ciegos. Dejó el trabajo principal de la organización y el funcionamiento de la Federación a los demás y pensaba que su mayor logro no eran los grupos que formó, sino que el hacer que las personas ciegas pensaran de sí mismas que son competentes, y asumió que la organización que necesitaban, vendría de su propia iniciativa y sentido común.
Fuentes:
BRAILLE MONITOR
Julio, 2012
Imagen de Newel Perry en su graduación universitaria.]
https://nfb.org//images/nfb/publications/bm/bm12/bm1207/bm120715.htm
Octubre, 2012
Newel Perry cuando era joven.]
https://nfb.org//images/nfb/publications/bm/bm12/bm1209/bm120911.htm
Noviembre, 2012
[Newel Perry en la época en que se unió a la facultad de la escuela para ciegos, California School for the Blind.]
https://nfb.org//images/nfb/publications/bm/bm12/bm1210/bm121015.htm
Diciembre, 2012
https://nfb.org/images/nfb/publications/bm/bm12/bm1211/bm121111.htm
Traducido por Frida Aizenman
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